sábado, 22 de noviembre de 2014

- CAYETANA DE ALBA Y LA OTRA ESPAÑA -



Ahí están los restos de Cayetana de Alba. La aristócrata más rica de España. Su fortuna está en la octaba posición del ránking de poderosos y adinerados. Los medios han perdido literalmente el culo y echado la casa por la ventana. El eco de los grandes ricos genera audiencia y morbo. Como los grandes cuentos de Cenicienta o las bunkerizadas y despreocupadas vidas de la gente que está muy por encima de todas las cosas establecidas. En la cumbre real y auténtica. Como dioses entre los humanitos de a pie.
Es una España andaluza de oropel y latifundismo. De disfrute de sus innumerables posesiones, de privilegios, de atavismos, y sobre todo de otro tiempo. Es la España rancia y cañí, vieja e irreal, que camina por los márgenes y nunca irá a las esencias. Es la España de antes, de la exhuberancia ventajosa, de la que viene de la Historia y de la Reconquista, y del blasón y del atrás, y del abolengo afortunado, y de la dama y el caballero, y del señorito y del exclusivismo, y de las formas peculiares de un mundo top y hasta fetén. El club de los millonetis y de los caciques.
Cayetana de Alba no hizo nada especial para ser destacado. No fue profesora, ni filósofa, ni trabajó en un almacén, ni fue directora real de nada, y vivió e hizo lo que su Dios le dio a entender. Hizo la vida y actuó sobre la vida padre. Se lo pasó bomba por ser Alba y disfrutó todo lo que quiso. Se divirtió.
En este momento me llega la idea de la Democracia. España es otra cosa. La España de los demás también. La España del un hombre un voto. La de las clases medias, que ponen orden en el tremendo desequilibrio entre pobres de hambre y ricos de cine. Prefiero esa España en la que no necesitas ser Alba ni Botín para poder tener buenos sueños alcanzables. me gusta esa diversidad y participación. Esa lid que hace que el jornalero andaluz luche contra el latifundio improductivo. Prefiero una España abierta y moderna, sin fastos que no vienen a cuento, sin despilfarros, con una renta básica para los que nada tienen, y una lucha sin cuartel frente a los privilegios de esos listos llamados neoliberales que privatizan y joden.
¡Democracia! Puede pulsarse ahora en los funerales de Cayetana. Hay fascinación por el poderoso, y mucha contradicción. La aristocracia no va ni tiene intención de solventar los problemas que tenemos la mayoría de los españoles. Hay que volver a la realidad y dejarse de sueños de estatismos. Hay que construír una España vertebrada entre todos y con las menos diferencias posibles. Hay que seguir sintiéndonos españoles, independientemente de en donde hayamos caído o amanecido. En esa España sí creo y es necesario creer.
Séis millones de parados, gente que pasa hambre, y en medio de esa vieja y bonita Democracia, hay gente forrada de pasta como en este caso la Casa de Alba. Se me ocurre que estas personas pagan muy pocos impuestos. Debería haber una mayor presión fiscal sobre ellos, y el Estado recuperar muchos de sus inmuebles. ¿A qué tanto obsceno lujo?, ¿para qué quieren tanto dinero? Si alguien entiende ésto, seguro que será realmente demócrata. Si no, mala cosa.
-FALTA MUCHA JUSTICIA SOCIAL-

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