sábado, 19 de julio de 2014

- SOR LUCÍA CARAM, LA MONJA GUERRERA -



De amplias facciones, con todo el acento argentino y la visión de una española más, la monja católica Lucía Caram muestra en las mañanas televisivas de la "Cuatro", una actitud que sorprende por lo inhabitual.
Y seguramente que lo que nos sorprende tenga que ver con lo que de mujer tiene Sor Lucía, que es todo. Tenemos en la mente la idea de la monja queda, de hablar bajito y reservado, modosa y bien poco amante de la notoriedad.
Por eso nos deja asombrados el desparpajo de esta mujer y la clarividencia y contundencia con las que decide opinar y no obviar ni uno solo de los temas sociales y candentes que desgraciadamente marcan la realidad de los españoles y de sus capas más vulnerables e in crescendo.
Irreductible, sor Lucía es una máquina de hablar y de denunciar. Anda bien lejos del miedo. Demuestra al mundo que la mujer sabe ser clara y combativa, sin ambages, comprometiéndose desde sus ideas y desde su Iglesia con el mensaje de Jesús que apostó por los más necesitados. Por los desheredados ...
Y habla de política social y de calle, y denuncia una y otra vez los abusos inadmisibles del poder económico neoliberal, y les cita por sus nombres y apellidos. Les muestra con el dedo y con sus argumentos llenos de reflexiones pensadas y osadamente valientes.
Cuando la señora Caram comienza su discurso, se la ve encendida y con ganas de lanzar por su boca fuego de agua bendita. Habla de la gente que sufre, de los niños que pasan hambre, de los desahucios, y nunca rehúye nada. Se posiciona claramente desde la izquierda, y habla de todos los responsables políticos y banqueros en un acto de maravillosa osadía.
Cuando la escuchas, te reconcilias con la actitud tantas veces pasiva y hasta complaciente de otras y otros miembros de su misma Iglesia. Porque la Iglesia de la Caram es la Iglesia de mojarse el culo, de arriesgar, de arremangarse, del manos a la obra, del seguir peleando, de no rehuír la vista ni la mirada, del ora pero también el labora, y con un genio y carácter potentes y hasta bien apasionados.
Es otra Iglesia, es la femenina Iglesia del sudor y del combate, de la acción y de la reivindicación. Sor Lucía Caram es una lideresa combativa y especial, y cuando la llaman demagoga aprieta las mandíbulas y contraataca irreductible.
La mujer. Insisto en esta idea. Un nuevo tipo de mujer monja ahora mediática, pero que seguramente siempre estuvo y existió. Es una mujer. Una mujer generosa e indignada, libre en su fe y en su libertad de la expresión, y conocedora del efecto multiplicador de las cámaras de la televisión.
La mujer viva y mediática que usa los recursos con la buena astucia de quien cree en lo que dice. Es sor Lucía el martillo mediático y guerrero. El ejemplo y la actitud que puede servir para que dentro del femenino en la Iglesia cunda el ejemplo y se levante la buena voz. La de los pobres.
Sor Lucía Caram. Le dicen de todo menos bonito. El poder la llama absolutamente de todas las descalificaciones, pero ella parece crecerse ante la adversidad. Es el gran ejemplo de la mujer monja, de su inconformismo contagioso, de las ganas de que una mujer coja y recoja el protagonismo masculino y jerarquizado de su Iglesia, y que mire de tú a tú y de hito en hito a quien haga falta. Con una valentía de mujer que hace pensar.
¡GRACIAS, AMIGA!

0 comentarios:

Publicar un comentario