lunes, 21 de julio de 2014

- 54 AÑOS TODOS MÍOS -



Eso pone en el calendario. Cronos es descriptivo e histórico. Te dice la edad. Acabo de tener y de cumplir cincuenta y cuatro años. Cosa que celebro y he de celebrar.
No son unos reales cincuenta y cuatro años. En realidad, hace bien poco que empecé a vivir. Lo cual, no me importa en absoluto. Porque lo que cumplo son los segundos, los minutos, los día a día, y afrontando desde el crecer toda mi nueva realidad.
Son años de sufrir, y de seguir aprendiendo, y de buscar en las cosas y en las personas, pero sobre todo es tiempo de hurgar en mí mismo. De ver mi realidad. Es tiempo de apostar por mí mismo, de sacar mi personalidad y de irme aceptando tal y como voy siendo. Sí.
Es tiempo de vivir y de hacer, de seguir tomando la responsabilidad de cuidar a mi frágil y senecta madre, de tener valentía y de no arrugarme, de seguir caminando infatigable hacia muchos sitios de sorpresas y hasta de estupor. Es tiempo de estoicismo y de reinvindicación personal, de ubicarme más y mejor, de tener paciencia por mis errores e impulsividades, de tomarme mi tiempo de ocio y de salir a respirar.
Soy joven porque llevo todas las ganas de aprender en mis venas. Mi familia me abandonó, pero cada día les tengo menos rencor. Pasan de mi madre, igual que pasaron de mi padre hercúleo y noblote. No son mi familia. No quieren ser mi familia, y yo entonces aunque a regañadientes, voy cerrando las páginas de la nostalgia imposible, archivando, y abriendo otros libros de mi realidad de presente y siempre de futuro.
En mi cumpleaños, quiero perdonar y perdono a esos seres cercanos en sangre y carne para los cuales yo nunca existí. Es verdad que a la familia uno no puede elegirla. Y voy asimilando y asumiendo que por ahí nada hay que hacer. C ´est la vie ...
Me alegro de mi convicción para salir de mi tsunami personal. De mis fuerzas casi hercúleas, de haber podido crecer sin afecto y sin amor, de haber tenido sangre de hierro para salir de casi todos los charcos en los que me metí cuando andaba a la deriva. Quiero dar las gracias al destino por haberme podido dar plena cuenta aún a tiempo.
A cincuenta y cuatro años de ilusión y de responsabilidad. Y también de sonrisas y heterodoxia, de gustarme la gente llana y real, y de molestarme los hipócritas y los quedabién.
Yo. Quiero y debo ser más, yo. Y en eso estamos. Alcanzar más seguridad y más recorrido, no renunciar a nada, pensar en todo, y decir con absoluta libertad lo que se me dé la gana. Tengo derecho a mostrar mi cacho de personalidad.
No hago caso al tiempo que transcurre. No es real. Yo empecé bien tarde en esto de la vida, y aunque soy joven, soy por eso todavía más joven. Soy nuevo en mi vida y la voy construyendo y fortificando. A veces me canso y lo mandaría todo al descanso y al carajo, pero eso sería mi tremenda injusticia.
Necesito hacer, haceros, hacerme, seguir haciéndome y sin parar. Mi necesidad y mi convicción son cada vez más la misma cosa. El camino es mi vida y mi felicidad. Como decía el gran Machado a todos los caminantes. Yo soy un caminante. Me enorgullece ser un caminante, aunque con las rodillas lesas por causas de los excesos deportivos y alardes exagerados. Es lo mismo y con más mérito.
Quiero ser amigo de mí mismo y de mi realidad, y daros a todos los que me conocéis y queréis de verdad un enorme beso y mil abrazos. Y sobre todo, quiero dar gracias al día, y a la noche, y al escribir, y a la amiga, y a los paisajes, y a todo lo que me hace soñar y vibrar. ¡A tod@!
-GRACIAS A LA VIDA-

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