martes, 15 de noviembre de 2011

- MÚSICA MI COMPAÑERA -


Ha mucho que te descubrí, música. Sí. Te escuché en mi casa de niño, escuché cantar a mi madre; escuché su voz potente, limpia y aguda en la dominical misa cantada. En sus salmos y loas al más Alto. ¡Qué bien cantaba mi madre para no tener formación! ...
A medida que me fui haciendo mayor, escuché el son de Antonio Machín y de toda la gran tradición de la música popular española. El flamenco, las floklóricas y la copla. O el cante jondo.
Y crecí escuchando la magia de la voz de roca de Nino Bravo, gran patrón de la música de  mi Valencia, el cual falleció en accidente de tráfico a principios de los setenta en la carretera de El Saler.
Pero, la música, nunca se detuvo en mí. Apareció aquella radio vetusta y enorme, la   cual emitía constantemente y lanzaba discos dedicados, y música para todas las edades y ritmos.
Basilio, Rocío Jurado, el eterno Raphael, Julio Iglesias, Francisco, Mocedades, y todos   los grandes cantautores de la Transición Democrática de aquí. A sus órdenes,    Joan  Manuel  Serrat. ¿Por qué habría muerto en el aire el mito Carlos Gardel?, ¿y la fatalidad del rey Elvis? Oh, la magia añeja y eterna de Roberto Carlos, Frank Sinatra o Barbra Streisand. Fueron tantos magos de la emoción musical, tantos creadores con magia en la voz o en la melodía, que algo natural se me debió encender en los adentros.
Recuerdo aquellos años casi democráticos, y el programa radiofónico "El Gran Musical" de Rafael Revert, y en el que llegó a triunfar el propio Pepe Domingo Castaño. Sí. El veterano de los deportes y de los carruseles deportivos actuales. Y mención aparte me merece el navarro y de Caparroso, Joaquín Luqui, toda una leyenda y un fanático de los Beatles y de toda   la música y de su divulgación y promoción. Entrañables personajes.
Hasta que llegó la Movida madrileña, y la "ruta del bakalao" en Valencia. Y apareció Mecano y su "Hoy no me puedo levantar", y la mejicana Alaska, y Duncan Dhu, y Paloma Chamorro con su televisiva "La Edad de Oro". O, "Aplauso" y Silvia Tortosa.
Os confieso que hubo un gris de parón en mi vida, en el que la música no existió ni estuvo. Mas fue, fugaz. Muy pronto he regresado a la música, y beso la guitarra mágica de Perales, o miro picarón a Joaquín Sabina o al finado y eterno Carlos Cano.
Mi compañera la música, ha vuelto a mí. Y cuando termine este breve escrito, me dirigiré a un local que hay cerca de la valenciana Avenida del Puerto. En este local, enseñan canto coral. Y quiero aprender a cantar. Y a compartir sentimientos, y a luchar con los pentagramas,las partituras, las corcheas y las fusas. Y volveré a cantar, y a soñar, y a hacer grupo, y a respirar el aire musical de mis emociones. Y buscaré la senda de la libertad y de la felicidad, bajo la atenta y directora mirada de los ojos azules de la vida de la música de mi hoy.
-LA MÚSICA DE MI AHORA-

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