domingo, 27 de noviembre de 2011

- MIS PRIMEROS PASOS COMO MAYOR -



A veces pienso, que porqué os cuento estas cosas de mí. Seguramente, porque      siento   necesidad igualmente de contármelas a mí mismo. Sí. Desde mi reflexión.
Mis primeros pasos como mayor. Desconozco del todo, cuándo fueron. Pero, os aseguro que no hace tanto como Cronos pueda decir. Mi vida no iba a ser precisamente un camino de rosas. Y, desde pequeño, siempre lo supe. Un dolor extraño, estaba en mí.
Seguramente, cuando pude lograr hacer mis primeras pisadas personales, fue cuando decidí callarme y escuchar. Sí. Se llamaba Margarita,- a la que yo siempre denominé mi "Maestra de salud"-, y era delgada, culta, vital, y tremendamente ciencia. Rigor. Desde aquí deseo darle un beso a su recuerdo, dado que me ayudó como nadie. Empezó a tirar de mi reflexión. Pero Margarita, falleció en su joven y dinámicamente lúcida madurez, de esa enfermedad letal que todos tenemos in mente. El maldito cáncer. ¡Tremendo palo para mí! ...
Sí. José Vicente,-que soy yo-, decidió escuchar a Margarita. No era fácil escuchar a nadie, en una selva enmarañada de ausencia y dolor personal. ¿Mis padres? En    la     inopia.  Mis familiares, exactamente siempre en donde no tenían que estar. En ninguna parte.
Regir mi propia vida demasiado tarde. Mis primeros pasos como mayor. Todo eran dudas. ¿Se me habría pasado ya del todo el arroz de mi realidad?, ¿era una temeridad encarar con puntería y rigor las exigencias y responsabilidades cotidianas? Todo eran razonamientos de pánico, de terror, de dolor, de desesperación, de refugio en mí mismo, de falta de esperanza, y de estar nunca acostumbrado a convivir con la puta frustración. ¿Qué pasaba en mí?
El carpetazo a mi ira frente a los inútiles que no habían mínimamente sabido estar a la altura de las circunstancias para conmigo, nunca es definitivo ni mucho menos fácil de asumir y de digerir. Pero lo que estaba claro, es que todas las rocas de falta de cariño que habían caído sobre mí en décadas, iban inevitablmente a dejar algunas heridas visibles. Y, crecer, era la leche de pesado. Y el llanto, cubría mi eterna sonrisa con un manto de nubes plomizas.
La primera vez que fuí yo, tuvo lugar cuando decidí ser sujeto de mi propia responsabilidad. Ya era un yo. José Vicente, se levantaba de su infierno personal, y caminaba. No caminaba rápido ni lento. Sencillamente, caminaba. Lo que pasa,es, que el durísimo camino de piedras que me esperaba para poder conectar con el pelotón de atrás de la carrera de la vida, iba a ser un reto realmente audaz y descarnado. ¡Espantoso!
Recuerdo que muchas veces, me dolía tanto todo, que la tentación de detenerme, volvía. Hasta que me di cuenta de que no había elección. Ni marcha atrás. O      decidía   aprender finalmente y regir los destinos de mi propia vida como sujeto activo, u otros lo harían por mí, y entonces yo no podría ser nunca libre. Y decidí volar, cantar, soñar, equivocarme, cagarla, progresar, tener contención, asumir lo que había aunque no me gustase, y sobre todo seguir poniéndome todos los días las gafas de mí mismo.
-MI CORAZÓN EN LETRAS-

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