jueves, 4 de febrero de 2021

- EL PERFIL HUMANO DEL GRAN IÑAKI GABILONDO. -



Junto a su amiga y compañera de la radio, Mamen Mendizábal, el mejor periodista de este país, se veteraniza y abre en la tele su faceta más personal.

Emocionó a much@s. A mí, también. Porque le creía mucho más jefe o pétreo, y resultó que su seriedad no era más que la sonrisa de un padrazo.

Iñaki Gabilondo es actualidad y dignifica al talento del periodismo. Y nos contó muchas cosas de él, dejando a un lado el pudor.

Eran "los Gabilondos", familia numerosa que regentaban una carnicería en el Mercado de la Bretxa de su Donostia natal. Iñaki me impactó porque siempre es verdad talentosa. Y profundamente vasco. Fue la voz de la izquierda aglutinadora en su deseosa y mágica CADENA SER. Y ahí lo ha dejado.

Dice que ya debe ir dejándolo y apartándose, incluso a pesar de sí mismo. Gabilondo ha sido un gudari cordial y comunicativo, marcado por su tiempo cruel y bárbaro, tenso e injusto.

Lo vio todo con su agudo talento de lince. La ETA pasó por en medio de su labor, y también el puto franquismo. Nada fue fácil en su vida. Pero a Iñaki le gusta el análisis y la realidad. Nada de esconder y todo o casi de mostrar.

Iñaki es vasco. Y eso no hace falta que lo jure. Y sabe como nadie lo que es Euzkadi. Y también ese gigante de apogeo muscular y realizador que es Madrid. Adorable, pero "hostil con los vulnerables", definía el periodista a la capital de la Villa y Corte.

Su madre. El matriarcado y la prudencia. Su padre, pillado entre muchas fugas de valor. Marcado por una exquisita educación en la responsabilidad, Iñaki nunca defraudó a nadie. Porque esas cosas nunca van en él.

Iñaki es y será periodismo incisivo, pero nunca entrará en el juego actual del fuego fugaz y futuro, porque eso no vale la pena. El show es una cosa menor y americana de entretenimiento, e Iñaki es profundamente verdadero porque adora su profesión denostada, la cual ya va dejando.

Iñaki parece sentirse mayor y hablar a carne abierta. Su trayectoria profesional es la de la España moderna que caminó hasta nuestros días. Toda mi vida, yo ponía la radio cuando salía la voz fenomenal de Iñaki. Era y es mi referencia de la verdad de las cosas, y después ya sacaba yo mis propias conclusiones.

Este hombre, sufrió mucho. Y veo siempre noblezas en sus palabras. Perdió a su esposa más que pronto, y años después encontró a su nueva mujer, la cual hoy le acompaña.

Pienso en la familia. En todas las familias de los personajes brillantes y destacados como Iñaki. Y entiendo que la familia es un gran termómetro para resistir adecuadamente los embates o embites de la vida.

Iñaki Gabilondo salió de su Donosti, pasó por Sevilla y coronó Madrid. Tenía claro que adoraba todo esto del periodismo. Ayer me miré en su mirada. Tiene cara de inteligente, de haber sufrido, y de responsable. Todo a la vez. Y de haber vivido. Y eso es un éxito descomunal. Porque esto de la vida pasa volando. Y el periodismo es un combate constante y militar.

Se autollamó "vejete" y al lado de demasiado joven que llega. Y teme no estar en conjunción con su nuevo tiempo. Y no parece cansado. Sino que la vida marca etapas.

Iñaki quiere el mar. Siempre quiso el mar cuando estuvo en la cumbre que es siempre. Porque él es cumbre. Y la cumbre siempre desea ver el viento y el sueño de ese mar de su raíz. La vocación y la raíz familiar. Su profesión y su yo. Sus ansias y su presente en el tiempo. Iñaki Gabilondo y mi admiración profunda por su faceta profesional  y humana.

¡CHAPEAU!
 

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