sábado, 8 de diciembre de 2018

- CINE= "EL CAPITÁN", DE ROBERT SCHWENTKE. -




Disparo negro sobre la vida. La guerra y el límite. El ser humano puesto a manejarse entre el equilibrio de la violencia y la supervivencia. La nueva condición moral del hombre empujado y desesperado. Bomba descarnada y contundente. Como si fueses tú un protagonista y un perdedor de guerra.
Esa es la idea. Ver la guerra por adentro y sin tópicos ni edulcorantes. El corazón y el cuerpo te describe un panorama feroz e indeseable. La guerra es una bacanal de salvajadas en donde el hombre puede volverse básico y monstruoso. Malo y brutal. Hacedor de daños irreparables.
La violencia y la guerra son lo mismo. El superviviente debe adorar a la única vida que tiene, y ahí empieza su dilema, su lío y su calvario moral.
"El Capitán", es un soldado que ve la muerte tan de cerca que pierde todos los oremus. Y pasa astutamente a la ofensiva. O mata, o le matan. Las afueras en la guerra coinciden con los finales más que sangrientos. Los sapiens se pegan entre sí, se castigan, se machacan, se disparan, se embrutecen y ebrian de desesperación.
En el orgasmo del no poder pensar y de lo inmediato, gana su majestad el tiro de la metralleta,y la bomba que cambia el guión y que lo pone todo patas arriba. Escenarios apresurados, tensos y reales.
La prueba más potente en el ser humano, y sus emociones. Cuando no está en paz y todo se le resquebraja. La crueldad y los más bajos instintos, la picaresca y el damocles constante de la incertidumbre en el escenario más desagradable para el ser humano.
La guerra no la gana nadie. Individual, castiga hasta a los generales que sonríen tímidamente al salvar el pellejo. Esta película va de eso. La retransmisión de una historia bélica de desesperación puede ser hasta pacifista, porque nos mete tanto los dedos en el ojo y en el alma, que al salir con mal cuerpo te animas a reflexionar sobre lo bélico.
Blanco y negro. Como dual y reducido es el papel en la batalla. Maniqueos, famélicos, gente que no está para pensar, presos que mueren por el odio salvaje y siempre inexplicable, el resistirse humano para no sucumbir, el valor a la fuerza y la falta de autosinceridad. Correr o morir.
Sí. Gran película que te deja tocado. Tenemos suerte los que no no hemos metido en ningún lío de guerras. La no guerra es el paraíso. Cuando puede sonar la música en la paz, y cuando los pájaros libres de la mañana pueden hacer olvidar a esas amenazas cargadas de bombas como son los aviones bélicos.
O cuando la ciudad marca su ritmo normal, y entonces no aparece ninguna escuadra de matones con fusil para ejercer la justicia. La ciudad ordena ciudadanos, y el grito militar amenaza todos los sosiegos.
El disparo del fusil es el rey de la película. Y los ojos del protagonista, y los del actorazo que sirve al "Capitán", y la mirada profunda y arriesgadamente valiente del director Robert Schwentke.
No hay parones. El film va a ritmo de guerra. Las orgías y las mujeres son un pequeño parón en la carretera de la noche que siempre huele a mentira. Devoran las ganas de venganza y de matar para estar aparentemente más tranquilos.
Y se ceban con los desertores. Los desertores hacen bien en serlo, en huír, en buscar capas y blindajes de distancia, porque la guerra es mentira y odio. Las reglas éticas en la chicha de la guerra son una quimera y un papel mojado. En la guerra solo manda el salvar el pellejo y el evitar que te dejen seco o que te den una paliza vengativa de muerte.
Solo recomiendo esta excelente película a los que no van al cine a entretenerse. Este film es para reflexionar y para fijarse. Casi todos son malos. Pero en realidad los maniqueísmos siguen estando de más aquí. En esta película solo está la realidad de los impactos de dolor de los perdedores. Es una película de dolor en la guerra. Cruda y potente. Atrevida y reflexiva dentro de la gran bestialidad que es la puta guerra. El espectador ha de de decidir callar y no hacer demasiados comentarios porque es mejor. Es una narración hercúlea que te puede cautivar y atrapar. La guerra es un tiempo de sobrecogerse. Y este film recepciona más que bien ese doloroso sentimiento.
-BRUTAL Y PROFUNDA-

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