jueves, 1 de noviembre de 2018

- DESDE MI BALCÓN ENTRE LAS PLANTAS -




Poda y vitalidad. Todo junto. Las plantas de mi balcón andan raseando. Realidad. Al rebajarlas les he quitado mucha altura. Se acercan a la tierra. Juego a experimentar sobre ellas. Aprender de ellas también para mí.
Quiero asegurar las raíces. Ahí centro ahora mis deseos en los cuidados de mis plantas que me dan paz. Llegará el viento y lo moverá todo. De modo que el agarre inferior deberá ser prioritario.
He podado casi todo. Las flores de un día las tengo abundantes, pero ahora les llega el tiempo de descanso y les sacrifico los tallos. Hemos tenido aquí en Valencia episodios durísimos de cambio climático, y ha llovido muchísimo y mal llovido. De récord negativo. Por eso las he defendido haciéndolas agujeros con idea de no dañar lo interior. Pero, sí, muchos agujeros y lo más profundo posible que me deja la densidad de la tierra, para que puedan drenar mejor y escupir el agua excesiva y evitar el barro que genera podredumbre. Han aguantado.
Sí. Las flores de un día parecen extrañarse por su nueva enanez. La tierra se vuelve a ver entre los tallos. La idea es hacerles descansar tras un verano brutal de calor que las ha llevado a una actividad constante de crecimiento y de floración hasta llegar el "veroño" que da un paso fugaz hacia el frío. Aunque pronto suavizará de nuevo el clima hacia su mediterraneidad.
Muy rara está una planta lateral trepadora. Demasiados años sin podarla. Demasiada nostalgia. Hasta que hace poco me lancé a arriesgar e hice una poda límite. Me di cuenta de que el espesor y la exuberancia eran engañosas. A poco que tiraba de un tallo, las hojas se mostraban quebradizas, se hacían añicos y se desprendían. Aquello no me gustó porque no era habitual. Quiero que repasen su tiempo desde un principio. Lateralmente le pegué fuerte con las tijeras, y en general acabé con las alturas. Solo dejé tallos pequeños pero abundantísimos, como tienen todas las trepadoras. Deseché ramitas secas y derrotadas; inexistentes, de otro tiempo que no quise cortar. Y les metí agujeros cuidando el centro, e incluso añadí tímida pero firmemente tierra nueva. Conté con el fresco aliado y la lluvia pertinaz y excesiva. Ya rebrota esta trepadora. Ahora inicialmente cogerá menos altura y menos follaje lateral. Pero tengo curiosidad acerca de su característica quebradiza. Con suerte, volverá todo a brotar fuerte y adecuado. Feliz.
La he tomado con esas calas que me crecen en seguida, ansiosas por demostrar desde sus pequeños bulbos su capacidad para escalar subiendo y subiendo las hojas altas y extensas, las cuales luego Eolo bambolea en exceso y las hace inútiles los esfuerzos de crecer bien. Tijerazos y más tijerazos capadores. Es el mejor tiempo. Tengo aún algunos meses para rectificarlas y observarlas. Las reduzco y elimino las hojas, pero solo las centro. Únicamente quiero asegurar la fuerza de enraice de los bulbos desde donde se paren las hojas y las preciosas flores que traerá el principio de la primavera en beso con el final del invierno en cópula de luz de aquí. No quiero que el viento extraño actúe sobre su verdad y auténtico eje de vitalidad. Me sabe mal hacerles los cortes exterminadores laterales, pero no afectan y crecen mejor.
He conseguido conservar los espectaculares jacintos, poseedores de una flor exótica y de enorme belleza. Los recubrí con tierra cuando el verano inactivo, e impedí que se secaran. Ahora ya están en el balcón. Y uno de ellos ya muestra el pico verde de que asciende en el invierno en busca de su progresivo desarrollo. Y me da ilusión porque es trasplantada a una maceta más grande. Causará alegría y satisfacción.
Trabajé obediente sobre los geranios evitando con un preparado semanal que la mariposita del taladro atacara y parasitara sus organismos. Los geranios están potentes y liberados de plagas. Pero uno ha crecido en exceso. Solo un poco de vigilancia para que no se excesive, y sin problemas.
¡No soy botánico ni jardinero! Solo soy un apasionado de las plantas, de las cuales y de su observación yo aprendo cada día. Y entre ellas y desde ellas, observo complejidades y dudas. Desde mis certezas experimentales, advierto nuevas preguntas y posibilidades. Esto es mi balcón. Mi parte favorita de mi casa aunque sea el exterior de ella, y entonces los cotillas y no tan cotillas observan sorprendidos mi afán sobre los tiestos. Mi barrio ha cambiado y ahora está lleno de jóvenes que prefieren terrazas defensivas e intimistas, frente al balcón exterior y sin costumbres botánicas claras.
-VOY UN TANTO CONTRA CORRIENTE-

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