domingo, 7 de octubre de 2018

¡MONTSERRAT CABALLÉ!, DIVA , MITO Y GENIO. -




¡Barcelona! Soprano. Pionera en mi país. ¡La ópera! La burguesía catalana, el bel canto, el éxito y embajadora internacional de la música. ¡La gran Montserrat Caballé! ...
Otra España, otro siglo, otro estilo de sociedad. Yo,-hijo de obreros-, no sabía bien qué era eso de la ópera, los gorgoritos, la voz genial y agudísima de las diosas del canto. Esta España sigue aquí. Porque ese canto académico y antológico responde a élites cerradas y selectivas.
España de Franco, de postguerra, de aquellos días hasta los actuales, del blanco y negro al color de la Barcelona 92 en la inauguración de los JJOO.
Había gente oronda que cantaba muy bien. Pero, de otra manera. La lírica, los grandes escenarios del Glamour, El Liceo, la Callas, Pavarotti, Caruso, Plácido Domingo,los tres Tenores, y todo el top. Las voces más potentes e impresionantes del mundo. ¡Nuevamente la Ópera! ...
Sé poco de ese mundo y nunca sabré ya demasiado más. La Caballé era nuestra gran representante española, catalana e internacional. Alguien magno e indiscutible, la reina de España en asuntos jet, en temas de ópera, especial, obesa, y con unos registros impresionantes.
Para mí lo más destacado fue su personalidad colosal, y aunque diva, su capacidad para mantener el diálogo con el vulgo más allá del tiempo de sus alturas. Parecía querer ser diva accesible ante los medios. Y no ha de resultar fácil ser humilde, cuando tienes esa perfección y poderío en la voz y en los escenarios privilegiados. Esa es mi visión de la Caballé. Dicen que una de las mejores sopranos de siempre.
Como Santana en el tenis, o como esos pioneros dotados para el éxito y el glamour en esta individualista sociedad genial española.
Ser diva en España era la releche. Ni un solo cantante de música ligera podía tener el respeto y la reputación gloriosa de estos fenómenos consagrados. Eran dioses. Hoy, lo siguen siendo. Y los círculos siguen selectos, pero hoy por es por muchas más razones.
Montserrat tenía fuerte acento catalán y voz universal. Todos se rendían a sus pies, empezando por los elegidos. Sus pómulos sobresalientes, sus mofletes, su rostro y sus ojos grandes, se daban al arte como proyección y convivía con la dictadura y con las democracias. Se lo podía permitir. Su garganta, fue única.
España hoy es otra al perder a su reina lírica. Perdemos proyección y encanto puro, perdemos nostalgia y grandeza, se va la mejor española de lo suyo de todos los tiempos, y seguramente superior en todo a Plácido Domingo. 
Se va un mito especial que nació en otro tiempo. Pero su figura colosal importa los teletipos y las primeras noticias de todos los globales rotativos. En todo el mundo se destaca el óbito. Ha muerto alguien muy grande.
Se ha ido alguien importantísimo y poliédrico, misterioso, genial, distante y cariñosa a un tiempo, y madre, y esposa, y hembra de postín. Se va una figura gigantesca que llena de vacíos y nostalgias los bravos alardes y las exclamaciones apasionadas. Se va alguien sencillamente irrepetible.
-COMO TODA ELLA-

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