lunes, 19 de junio de 2017

- EL VALENCIA HA GANADO LA LIGA DE BASQUET 2017. -



Y eso tiene mucho mérito. Porque es la primera vez que sucede, porque las aspiraciones pasan por derrotar al Madrid, Barça, y a otras opciones con mucho prestigio y tradición, y como soy de Valencia y me encanta el deporte, no puedo ni debo eludir esta merecida loa.
Permitidme que os hable de mi mientras os narro cosas de deporte local. Veréis. En Valencia está todo polarizado y acaparado por el fútbol. En menudas manos está mi Valencia, por cierto y desgracia. El Levante, majestuoso, acaba de retornar a la Primera en tiempo récord, pero ese no se destaca ni valora. En Valencia el foco mediático solo está para los de Mestalla.
En esta mi gran ciudad que ahora es un horno y que hasta en otoño lo será, hay un río seco que atraviesa la ciudad y en cuyo lecho hay un campo de rugby casi sin gradas. El Valencia Rugby Club logró la hazaña, allá por el 83, de ganar la División de Honor.
Asimismo, también en los setenta u ochenta, en balonmano, el Marcol Lanas Aragón de César Argilés, Ortega o Cascallana, ganaron la Liga Nacional de Balonmano. Otra heroicidad, en una ciudad que solo se inclina por el fútbol y por los que ganan. Raramente se fija en otros menesteres.
El Valencia Club de Fútbol ya lo conocéis. El de las Ligas en blanco y negro, y la del año 70 con Pepe Claramunt, Sol o Valdez. Recientemente, con Rafa Benítez se ganaron dos Ligas y se acarició la Champions League. Hoy es una transición ruinosa y solo emotiva y buenista. El club está a la deriva a pesar de su prestigio.
El Valencia de basquet, se llamaba Pamesa. Yo recuerdo que fue una idea de los capos de Mercadona,-un fenómeno social estas superficies de alimentación-, unido a la época de oro de los pelotazos del ladrillo. Los hermanos Roig están en muchos sitios. El extinto Paco en el Valencia lo hizo rematadamente mal, el Villarreal lo dirige con acierto admirable Fernando, y otro hermano, Juan Roig, preside el club de basquet más potente de Valencia.
Sí. Se llamaba, Pamesa. A mi no me gustaba que se llamara el Pamesa. Ahora se llama Valencia que es más propio. Y yo estuve allí, en la calle Hermanos Maristas, en el Pabellón de la Fonteta de Sant Lluìs. La gente no iba mucho porque estaba en Segunda. Hasta que se fichó a un jugador de Liria llamado Rodilla, y con Brad Branson y demás, ganaron una Copa del Rey. Ya eran de la élite hacía años, y precoces y efectivos. Cerebrales y osados.
Les perdí la pista. El club fue cambiando de nombre en función de los patrocinadores y todo éso, y yo nunca más he pisado su cuartel victorioso. No les he seguido en los últimos tiempos.Y a pesar de que el basquet es uno de los deportes más televisivos que hay. Hasta que me fui enterando de que estaban metiéndose este año en lugares de éxito.
Es un equipo que no tiene ninguna estrella. En el deporte de los Gasol en la NBA y de Sergio Lull en España, el Valencia de baloncesto se ha ido metiendo en los play off por la Liga Nacional, y ha logrado derrotar en las finales y con claridad al siempre carismático Real Madrid.
¿Cómo se hace eso? Pues, aprovechando que el Barça anda mal, y compensando su inferioridad técnica con un descomunal trabajo colectivo y de lucha. Defendiendo y con convicción sus acciones solo se puede ganar a Pablo Laso con el citado Llull o Rudi Fernández. Tiene esto un cierto aire y salvando todas las distancias al choque galáctico final entre los Cavaliers y los Spurs. El mito Lebron James no pudo con un bloque sin fisuras y potentísimo.
Todas las enhorabuenas serán pocas para este Valencia campeón nacional de baloncesto. Es un hito en su historia. Tiene mérito medir dos metros, no tener grandes estrellas, y estrenar el palmarés de la competición regular ganando a aquel Madrid que me evoca siempre a Brabender o a Corbalán, ídolos de mi infancia. Es grande lo que han hecho estos chicos y su entrenador. Aunque  este deporte suela pasar bastante desapercibido. O, por ello mismo.
¡ENHORABONA, CAMPIONS!

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