lunes, 21 de noviembre de 2022

¿PSIQUIATRÍA EN CRISIS?



Cada persona es un universo y un mundo distinto. Lo que pasa es que a veces la realidad destruye mitos o anquilosa verdades incuestionables.

Todo esto es muy complejo para una persona de la calle que soy yo, y solo quiero participar de una idea que leí el otro día en un diario digital. Ahí se decía que los jóvenes prefieren el psicólogo al psiquiatra, y que esto refleja únicamente un hecho real.

A mí no me extraña. En absoluto. El sorpasso de la Psicología a la Psiquiatría, se veía venir. Y no estoy enviando a ninguno de los dos sectores terapéuticos, la menor crítica.

¿Cuál puede ser la clave de esa social modificación o de este sintomático movimiento en las preferencias?

Para mí, la clave se llama, interacción. Y con eso no digo que no lo haya en Psiquiatría, pero aquí prima el fármaco sobre el diálogo. Y siempre he pensado que una combinación entre las dos terapéuticas, sería lo mejor para un paciente. Ojo con dos honorarios ...

Sí. El joven ya no asiente ni se conforma tanto como antes. Esté más o menos equilibrado, el joven entiende que no debe ser un convidado de piedra en las consultas. Que, con errores o sin ellos, debe exclamar su verdad. Y agradece que se le pregunten cosas, y someterse a técnicas activas, y observar cómo el profesional se dirige a él plenamente.

La realidad es una energía más que poderosa y se nutre de otros muchos factores sociales. Tiempo habrá para la pastilla y el mutismo, o para los malditos o negros presagios evolutivos en la patología. Los ingresos quizás queden muy atrás ...

Iniesta cogió una depresión, la gente sufre bajones anímicos, los deportistas y artistas cuidan sus euforias y descensos, y entonces aunque desde el anonimato y las gafas de sol, el joven de hoy es consciente de que quizás otro u otra podrán paliarle el sufrimiento y mostrarle caminos nuevos de esperanza.

El psicólogo. Que nadie idealice. Los hay malos, malísimos, simpatiquísimos, seductores, eficaces, muy buenos, ineficaces, y sigan poniéndole todos los calificativos que quieran. Porque cada persona es un mundo, y puede empatizar o no con el psicólogo, o sencillamente no serle útil su terapéutica. Lo mismo que en Psiquiatría.

Pero hay un matiz. Empieza socialmente a admitirse con frescura el estrés o el agotamiento mental. Ya no es tan raro. La gente suele banalizar estas cosas, pero otros no lo hacen y realmente acuden a las consultas. Porque lo ven natural. Porque estas emociones y fallas, se asumen en el tiempo trepidante de hoy como algo ineludible.

¿Psiquiatría? Mil cautelas. Dependerá del paciente. Pero, a diferencia de la Psicología, esta especialidad huele a placebo y a silencio. A veces, a derrota. y a mucho tabú. Se asocia al paciente de psiquiatra con el loco de remate, con el perdedor, con el tedio inevitable camino de una suerte de inercia apolillada de supervivencia poco definida.

La Psicología, es el 2022, el Espacio, los sucederes cotidianos, lo que les pasa a muchos, la recuperación final, la posibilidad de no meterse fármacos en el cuerpo; normalizar de alguna manera su estigma. Y quizás, una forma de superar a ese Poder evidente que es el estamento de la Psiquiatría.

Solo son brochazos de un lego como yo, de un hombre de la calle, pero también oigo y percibo olores que no son modismos sino modificaciones en la perspectiva mayoritaria. Y creo que este hecho puede ser y con todas las cautelas, interesante para comentarlo.

¡SALUD MENTAL PARA TOD@S!
 

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