miércoles, 28 de julio de 2021

- DOCTORA, PROFESIONAL, MUJER, PANDEMIA ... -



Ojos enormes. Solo Izas se atreve a decirme esa bonita y femenina vanidad. No es mujer de concesiones. Ha hecho de su profesión de oncóloga una vía para reivindicar su enorme valía.

Creo que Izas va de superwoman sin saberlo. Se exige y se exprime toda. Es toda una referencia en su hospital en donde trabaja y ahí en el norte de mi país, en donde la dureza y el rigor convierte hasta en ausente al verano. Casi anecdótico.

Tran grande es la validez de Izas,-sobre cincuenta y pocos años-, que sus amistades pueden pasar desde la gente bien humilde hasta la de más alta sociedad y prestigio social. La agasajan, la vitorean, la alaban, la admiran y todas esas cosas, pero la doctora no gusta de estas loas y destaques. Porque solo quiere agradar y estar correcta y adecuada con todos.

La medicina es absolutamente su vocación. Ser oncóloga es casi tan hermoso como parir a la única hija que tiene y que ya es independiente y hace su vida. Su ex, es un amigo. Porque tú con Izas nunca acabas mal o tienes rencor o mal rollo.

Izas tiene fama de trabajadora porque lo es. Y lleva tres años en los que no se plantea sacarse el bikini del armario. Se ha volcado con tod@s como un volcán de ayuda y generosidad.

Oncóloga querida por sus pacientes. Les conoce muy bien. También es psicóloga y tremendamente intuitiva. Y sabe convivir con las desgracias de las malas noticias, y estar a buenas cuando las euforias de las recuperaciones. Y en medio de su campo de juego, llegó la fatal pandemia. Y entonces Izas decidió levantarse todos los días a las cinco y media de la mañana, desayunar, y partir hacia el hospital. No quiere hablar de hombres ahora. Lo que toca para Izas en tiempo presente es la concreción de su vitalidad en el trabajo.

Pero el virus es cabrón. Maléfico y escurridizo. Izas le desafía, y afortunadamente nunca se contagió y toca madera. Y se viste discreta, y nunca quiere destacar a pesar de la magia de sus ojos grandes y de su figura delgada y evidentemente femenina.

Ni se te ocurra hurgar buscando su waatsap, o pedirle algún tipo de relaciones. Casi ni siquiera podrás acompañarla a un cine o a un teatro, entre otras cosas porque no va.

Es mujer, Izas. Y a veces,-muy pocas-, puedes ser afortunado, y hacer que confiese que le son molestos los tirantes de su sujetador. O que sacaría los botones de su camisa, o que se pondría comodísima si se tuviera un poquito de autoestima y de conciencia del placer y de que la vida es casi una breve ilusión.

Cuando la tarde de un domingo es tranquila y salvajemente libre, Izas se asoma a un chat y muestra inicialmente todo su pudor y toda su conveniente cautela. Y entonces te escribe con talento que tienes razón y que le convendría sacar más la mujer que lleva adentro y dejarse llevar.

- "Tienes razón. Me meto mucho en la coraza ..."

- "¿Tú crees, Izas? ..."

- "Pareces un vidente intuitivo, y ... Ja,ja,ja,ja ..."

Seas lo que seas, Izas, eres mujer y ser humano. Y sabes que de vez en cuando toca el desmelene, las sandalias, y una tarde noche de copa de vino en brindis. Y muchas más cosas a las que la doctora renuncia.

¡GRACIAS, IZAS!
 

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