Es arriesgado siempre el cine de terror. Por eso yo tuve la sensación de buena película cuando la gente de la sala ponía algunas caras impostadas. Impresionaban aquellas escenas. La sangre y la tensión psicológica necesaria, alcanzaban un buen producto cinematógrafico.
La locura. La locura en el sórdido franquismo. La enfermedad mental en medio del desierto de la nada. Todo un campo de caos para que sucedieron cosas terribles. La picardía de Alex de la Iglesia que juega con las grandes pasiones salvajes. Se podía evocar a "El día de la Bestia" o a "La Comunidad", espacios reducidos, religiosidad errada, y mentes desnudas de razón campando a maquinar salidas imprevistas cual elefantes por el garaje de la calle psicológica de en medio. A torpes trompicones ahora femeninos.
Excelente película de miradas. El fantasma y el complejo paterno que encarna Luis Tosar, y sobre todo la protagonista loca, la actriz andaluza Macarena Gómez.
La mirada de una joven enferma mental, agorafóbica, politraumatizada, femenina, aparentemente frágil, insegura, costurera pobre y brillante, frustrada, y educada en el equivocado imperio de la autóritas de la violencia.
La mirada de la loca,-que interpreta Macarena-, es producto de un gran trabajo y una excelente disposición y entrega. Esta chica merece un Goya.
A través de élla, se van produciendo suaves telas seductoras y hasta pizpiretos movimientos corporales y bellos, nerviosos y audaces a un tiempo, violentos y llorosos, extraños, humanidad y vil perversión. Todo paulatino.
"Montse",-el personaje que encarna la Gómez-,no quiere amor. No logra salir de sí misma y es hasta cínica explicando a su hermana su locura. Hace reír o sonreír peligrosamente su tenebrosa y aparente inocua explicación de sus letales justificaciones estratégicas. Pero no puede salir. No. ¡No puede salir! No logra salir a la realidad del exterior. Está defensivamente metida en su casa y le puede servir su cueva para hacer todas las fechorías. No lo parece. No se prevé que se atreva. Pero algunas pasiones humanas pueden ser volcanes de fuego y de destrucción. Atacará.
Y cuando no sabe salir la frágil costurera de su desamor imaginado y fatuo, decide la vía vil y rápida. El escape desde la muerte de los demás.
Hay mucha sangre final desesperada y derramada, vísceras que impresionan, y mucha astucia fea. Su falta de miramientos conecta con un público tierno que se topa con una asesina paulatina y exhuberante que abre sus capas de cebolla para mostrar sus terribles asesinatos siempre poco esperados. La locura nunca es nada esperada. Al fondo, años cincuenta, se escucha una canción de Antonio Machín. Machín habla de amor, le canta al amor y le musica.
Pero para "Montse" el amor es una muerte y la vida una terrible desesperanza. Secuestra a un varón, y al verse despechada decide darle tortura y agorafobia de esperanza. No puede pensar sino impostar. Quiere ser reina y hasta viuda de sí misma, y madre imposible, y delicada hermanaza mayor.
La persigue el fantasma de su padre en sus delirios y paranoias. Su persecución imaginada es invisible pero punzante como las puntas de las agujas de coser, capaces de clavarse brutalmente sobre la carne viva y ajena de quienes nunca podrán comprender una angustiosa y errada situación. ¡Ah! ...
Acojona, sí, esta buena película española. Puede darte yuyu. Y en tiempo de sentimientos y sensibilidades, estos temas extremos que excitan hasta el desgarro físico se convierten en oportunos y hasta exitosos. El buen terror no es fácil de hacer. Este film tiene mérito.
-Y UNA GRAN INTERPRETACIÓN-
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