Desgarro y vidas truncadas. Los españoles se desesperan. No pueden hacer frente a sus compromisos de pagos. Sus mentes bullen. ¿Qué se hace cuando no tienes un empleo y no tienes dinero?, ¿por qué las leyes son esa angustia? Seguramente, poque hay una Super Ley de Leyes que es el Mercado. La eterna presión entre los ricos y los pobres. Los tremendos desequilibrios en el aire. Cogidos por el medio de un gran despropósito. La ley democrática representativa y comtempladora de los ciudadanos de a pie, es otra cosa y otro espíritu. O, debería ...
Porque, mientras tanto, todos los días la gente se suicida. Se mata. Algo demasiado grave sucede entre una sociedad con séis millones de parados.
El futuro, los proyectos, la viabilidad, la pared, el ladrillo, la mujer, los hijos, la pelota, la familia, los viajes, el prestigio social, la cotidianeidad, la máquina que nunca se detiene, y la frialdad impepinable de las obligaciones. El gran crack, el pánico, el ahogo, el cansancio y la indignidad.
Vidas, siempre vidas. Vidas que están más que cerca de un precipicio final, esculpido y hollado desde la indiferencia y la altanería de muchos y de sus privilegios. La angustia y la ansiedad. Caminando por un sendero sin senda y con los brazos y las piedras amarradas. Hay que reparar sin oxígeno por un panorama que no parece conocer la piedad ni la clemencia. ¡Stop a la desesperación! No hay que sufrir más que desde lo necesario. Esto es España, Europa, el año 2013, y se entiende que hay un corazón licenciado y progresista, y no las gafas de culo de una dictadura o de una imposición gris o terrible.
Los ciudadanos, luchan. Luchan muchísimo, se rebelan, gritan, y demandan soluciones claras. Solo quieren estar tranquilos en su casa de toda la vida. Solo desean un cobijo, un cuarto, un comedor propio, una protección de los suyos, un básico calor que les dé vida y relax. No piden nada más que éso. Lo único que quieren, señor Rajoy, es que les dé usted un puesto de trabajo para poder ganarse la posibilidad de no ser unos excluídos. Los españoles queremos pagar. Nadie quiere desobedecer la responsabilidad. Es necesario proteger las vidas y no dejar hacer. Nada de bomberos o policías asaltando los balcones y tirando a la calle y sin miramientos a gente sin recursos. Ahí no están los malhechores. No se tire de la cuna a los niños que necesitan el descanso para crecer y seguir.
Al revés. Lo que se necesitan son valores humanos de comprensión. Que haya sostén y esperanza. Que el dueño del piso tenga sentimientos y que brille la luz que acabe con el abuso y con el dolor. Se puede conseguir. Debe hacerse. Es la obligación de un buen español no hacer el canelo inflexible.
Pon las noticias. Hay gente que no quiere protagonismo. Mueren en silencio. Se van. Lo dejan. No les interesa nada ni nadie. Abandonan. Están, pero como si no contaran. Ni siquiera son un número. No son nada. Solo son una fatalidad y hasta una broma macabra. Y España no es terror. España es gente valiente y alegre. España es música y bullicio, fiesta y sol, playas y olor a tomillo, estabilidad y confianza.
Es por éso, que los grandes partidos políticos españoles deben ponerse y de inmediato manos a la obra. No siempre debe ganar la Banca o el Mercado si esto es realmente una Democracia y no un mero papel mojado.
España necesita un placer, señor Rajoy. Un corazón social real, y que se abra el calor paternal de una nación maravillosa y ejemplar como la nuestra. Nuestro país es y debe ser sosiego y hospitalidad, clemencia y suavidad, compasión y comprensión, normalidad y nunca muerte desgarradora en la noche de los avaros.
Desde este modesto blog, vaya mi calor hacia las familias con desahucios en el lomo, y mi confiada esperanza en que esta etapa se va a superar.
- ¿VERDAD? -
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