lunes, 5 de marzo de 2012

- JORDI PUJOL, LA LUCIDEZ DEL ESTRATEGA -



El viejo y ya histórico President de Cataluña, es entrevistado extensamente en una  de   las televisiones nacionales españolas.
Jordi Pujol sigue mandón y eternamente convencido de que hay que ser un buen estratega para poder sobrevivir. Bajito, desaliñado, y nada condescendiente con la estética, Pujol no puede envejecer. Porque envejecer es morir.
Y afirma que todo es tema de tiempos y de contextos, pero que Cataluña ha de radicalizarse como elemento defensivo para no morir o desaparecer. La opinión favorable es triunfo. Y lo contrario, no lo es.
Sin concesiones. Bajando la cabeza en flexión, y tratando de tocar una y otra vez con el brazo a su periodista interlocutor, para decirle sin decir, que allí solo manda él. Sí. Que, atiende y atiende a las preguntas que se le hacen, pero que la directriz siempre va a ser suya. Y que el periodista debería respetar, y si se tercia, no meter baza durante mucho tiempo, a menos que lance mucha bravía y decisión en sus interrupciones.
¡Cataluña! Es el gran amor patrio del President de "tota Catalunya". Y Pujol está    muy pesimista, preocupado y enfadado. Le ha hecho realmente daño la decisión de los Tribunales, al reformarle el Estatut o Ley de leyes de su Cataluña. Y está tan preocupado y caliente, en el sentido real y pragmático de las cosas, que hasta está dispuesto a sancionar con    un    sí electoral la propia independencia de su tierra  de Senyera e idioma vernáculo.
Pujol muestra un convencimiento o convicción sobre su verdad identitaria, que te deja serio mirándole. Pujol se parece mucho a un gran y durísimo negociador de posiciones y estrategias. Da igual la edad. La edad es la tierra, el idioma, y la caja de principios     que    constituye la esencia de ver su lar. Su idioma, el catalán. ¡Sempre! ...
Sí. Seguramente en tiempos de globalización y homogeneización, el catalán está vivo gracias a él. Lo cogió, lo metió en democracia y en bandera, lo protegió como a un niño entre leyes y candados, y dió su ración lingüe a todos los niños catalanes y no catalanes      que      se  incorporaban en la edad del aprender escolar. Y aguantó Pujol toda la roca de la crítica y de la discrepancia. Para él, el perjudicado es el catalán, y no tanto el español o castellano. Hay que apañarse y espabilar.
Pujol se ha movido como un jugador de ajedrez, entre los maestros del Poder en España y en Cataluña. Ha respetado al Rey y defendido, ha lidiado con Aznar, Felipe González o Zapatero, y apenas ha tenido gestos estridentes, desde la locomotora económica de sus nervios de hierro, y a la vez de acatisia o vitalidad.
Jordi Pujol anda enfadado porque dice que no se respeta en España a Cataluña como antes, y afirma que hay un consenso mediático-periodístico, cuya idea final es laminar el "fet" o hecho nacional catalán. Teme que Cataluña sucumba a los nuevos tiempos.
Y se suma al Sistema, porque nunca será de izquierdas, y dice que los médicos de la UVI española han de ser la Merkel y el Sarkozy. Pujol, es uno de los seres más odiados  por   el anticatalanismo del resto de España. Es la gran cabeza de turco que quieren urdir los de la unidad indivisible ...
Dice Pujol, lo que toca y lo que no toca. Y ahora dice que le da pena radicalizarse, porque él es moderado y pacífico. Y familiar, y apoyador, y concertador de conglomerados y consensos, y pacificador y comprensivo con las diversísimas posiciones.
Pero, catalán. Jordi es más catalán que su Senyera. O por lo menos, al igual. Coherente en su convicción, y en su gravedad ante las cámaras. Le preocupa mucho que no creamos en Cataluña. Teme que nos quieran tomar el pelo.
-PUJOL SIGUE SIENDO EL PRESIDENTE-

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