domingo, 18 de marzo de 2012

- EL PRODUCTO -



Tessa Heins siempre había sospechado algo extraño acerca de sus orígenes. Es como si hubiera algo en élla, que le indicara que sus padres no lo eran en la realidad.
Sí. Porque les notaba u olía diferentes, con otra sensibilidad, como impostando demasiado el amor que le daban, o algo así. Obsesionada con aquella vieja idea, llegó a ponerse Tessa en manos de un profesional. La conclusión, era finalmente clara. O habían dudas razonables acerca de sus orígenes, o todo era patología. Si ella creía en algo más, debía demostrarlo con pruebas fehacientes.
Cuando su DNI marcaba treinta años, Tessa,-hija única-, sintió un gran pesar. Sus padres la habían llenado de confort y comodidades, pero no les veía amor sincero. Y en la medida que crecía y se convertía en una adulta independiente, éllos comenzaban a marcar unas extrañas ausencias. Sí. Aquello multiplicaba en Tessa Heins la idea de que sus padres no lo eran, y que todo había sido algo de conveniencia  para así quedar bien posicionados socialmente. ¿Pura hipocresía? ...
Tessa no lo dudó más. Aprovechando que se había criado en una familia    sin     problemas  económicos, aprovechó la coyuntura y puso sus dudas al servicio de investigadores privados, a los cuales les pagó fuertes sumas de dinero para que se dejaran toda la carne en el asador.
Pero, las cosas no resultaban fáciles. Los resultados, tardaban en llegar. Hasta que, pasados algunos meses, alguien de la empresa de detectives la citó en su despacho.
Tessa Heins, estaba ubicada y conmocionada a un tiempo. El directivo de la empresa de  los detectives, le contó toda la verdad. En efecto. Sus padres oficiales, no lo eran en realidad. La habían adquirido a ella y por muchos dólares, a una pareja de alcohólicos, que nunca se habían casado. Tales alcohólicos, habían pactado la operación, para poderse pagar un buen abogado que les defendiera a los dos de un golpe a una sucursal bancaria de Bonn. Ese dinero, sirvió a los padres biológicos y reales de Tessa, para evitarles pasarse gran parte de su vida en una cárcel. Al poco tiempo de haberla tenido a élla, se habían dejado mutuamente. Ahora,   el    padre auténtico de Tessa era un toxicómano marginal que malvivía en unos suburbios, mientras que su madre real acababa de dejar los primeros puestos del ránking de las mejores  y más solicitadas prostitutas de toda Alemania.
Lo primero que hizo Tessa Heins al saberlo todo, fue pensar en que había sido un producto. El mero resultado de una operación comercial de conveniencia. ¿Eran peores     sus     padres  biológicos, o sus padres falsos?, ¿algo así como el buen y el mal ladrón bíblicos? ...
Tessa, abandonó a sus padres oficiales, y decidió no decirles nada nunca, ni querer saber de ellos jamás. E igualmente, decidió no pensar más en sus padres biológicos, y nunca   deseó   conocerlos en persona.
Su gran enemigo, se llamaba pasado. Su preocupación, era el presente. Y quizás su amigo esperanzador, el futuro.
Tessa no emprendió jamás acción judicial contra nadie. Simplemente, les perdió a todos el rastro. Se alejó definitivamente. Y caminó de nuevo por su vida, a través de un inicial desierto necesario.
-PERO ESTA VEZ, REAL-

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