miércoles, 8 de septiembre de 2010

- J. SOLER SERRANO Y EL PERIODISMO -

Joaquín Soler Serrano acaba de dejarnos. Ya era muy mayor, y el mal de los viejos le tenía apresado. Descanse en paz, el maestro de periodistas Joaquín Soler Serrano.

Le recuerdo cuando allá por la Transición Democrática, entrevistaba a la gente. Soler Serrano en blanco y negro, y en la tele de todos. Y por encima de todas las cosas, un hombre culto.

Porque Soler era un periodista de raza. Denso y sencillo a un tiempo. Escucho al evocarle, su voz cantarina y de continuidad. Soler Serrano hablaba como pasa la vida, sin pausas, acelerando,y a la vez, escuchando.

Era un gran escuchador. Qué difícil es hoy en día escuchar. Soler era la pausa engañosa, lo aparentemente previsible pero lleno de sorpresas gratificantes, y la profesionalidad en una médula proveniente sin duda de Larra.

Periodista. Entrevistador. Apasionado y leve a un tiempo. Soler te llevaba al huerto con su voz tranquila y sin que te dieses cuenta. Soler te invitaba a ser tú mismo sin alardes ni estrategias rebuscadas. ¡Qué televisión más distinta a la actual!

Soler Serrano entrevistaba a personajes ricos, que aportaban ideas, a políticos, empresarios, dirigentes, escritores, y a todo aquel que realmente disponía de méritos para ser entrevistado. Rara vez entrevistaba Soler Serrano a quien valía poco. Además, ser entrevistado por Soler, era un honor para el entrevistado.

Hoy en día, en unas televisiones saltarinas y reduccionistas, Soler Serrano no generaría expectación. Sería un coñazo, como se dice hoy de modo coloquial.

Y es que el periodismo del maestro que nos deja, era un periodismo de libertad que se hacía al entrevistado, adaptándose a él, y dándole canal a lo que quisiese decir, e incluso a lo que se le escapaba.

El periodismo ha cambiado. Nada que ver con la concentración que exige escuchar al interlocutor. El periodista, hoy, se pone nervioso, y Cronos marca su peripecia laboral. La sociedad ha cambiado. Es otra. Es una televisión de cebo fácil, y de baterías y trompetas que rezan olor a vísceras.

En cambio, Joaquín Soler Serrano,-como hoy Iñaki Gabilondo-, por poner un ejemplo, te miraba pausadamente como un sabio distraído, y ejercía el periodismo y la entrevista estuviese la cuestión de actualidad o dejase de estarlo.

Soler entrevistaba a seres humanos y no a noticias o hechos de calendario oficial. Siempre le recordaré, para así poder diferenciar el fondo de la forma, o el perfil de la pose, o al profesional del mediocre que no sabe serlo.

-¡GRACIAS, MAESTRO! -

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