martes, 7 de septiembre de 2010

- AHORA, ERES TÚ -

Déjame sentarme encima de un sueño. Porque sé demasiado poco de ti, y lo que parezco saber, es que eres de otro hombre, y que si así lo has decidido, es que va a ser por algo,¿no crees?...
Ni tan siquiera sé tu nombre. Pero, fíjate, que no es el no conocimiento de tu nombre de pila lo que más me hechiza de ti. Ni mucho menos. Yo creo que lo que hay, es magia. Y magia pura e indescifrable.
Eres una mujer que trabaja en uno de los kioskos de mi populosa y entrañable barriada del Botánico valenciano. Estás muy cerca del Jardín Botánico. Como yo. Y pasa algo muy bonito y especial.
A mí se me pone una sonrisa cuando te veo. No puedo estar triste o cejijunto cuando tus ojos me miran. ¿Qué le voy a hacer?, ¿mentirle al mundo?
Ese es el tema. Que en estos últimos meses, de nada vale la mentira sobre ti. Es un error. Que me gustas, es evidente, y que no me iría nunca de tu kiosko, sabes que es más verdad que que existe el sol.
Como tú, enigma. Tú eres un sol cuando voy cada mañana a comprar los diarios. Y cuando trato de montar una estrategia para llamar tu atención y gustarte, es un error craso. Qué cosas...
En cambio, y cuando no me propongo hacerte reír, va y resulta que me sale algo ingenioso, y te tronchas de la risa. Y sé mucho más, mujer sin nombre para mi. Verás.
Si tú me gustas a mi, rubia kioskera, yo te voy a decir otra cosa, y miénteme si puedes. A los dos, se nos ponen los nervios de felicidad cuando nos vemos en tu kiosko mágico.
Sí. Exacto. Es cierto que me pones nervioso, y que se me caen las monedas al suelo, y que no acierto con las bolsas, y todas esas cosas que tú has percibido mejor que yo.
Pero, enigma de mi barriada, ¿por qué a tí también se te caen al suelo las cosas cuando estamos charlando, ¿por qué sientes un desconcierto de felicidad cuando te dejas llevar?, ¿por qué me halaga saber que yo a ti te gusto más o menos como tú me gustas a mi?...
Dejémoslo ahí. Fuera preguntas. Seguramente todo es un caramelo de sueño en el tiempo. Pero, oye, que nos quiten si pueden a los dos, nuestros momentos de sonrisas mutuas y felices. Si es que pueden. Que tú y yo, nos ponemos a hablar en valenciano y no pararíamos. Mentira. Sí que pararíamos si fueses una mujer no comprometida.
-Y NOS BESARÍAMOS DULCEMENTE-

1 comentarios:

Dulce y Honey, esto es auténtico. Pero no se lo digáis a nadie, je,je.
Shhhhhh!

Besotes!

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