viernes, 24 de septiembre de 2010

- ENTREVISTAR -

Pues sí. Me gusta entrevistar. Entrevistarte. Ser cotilla y social, y entrar en ti. ¿Hace?, ¿te mola que te entreviste? Solo es tu libertad...
Exacto. Ya sabes para qué quiero entrevistarte. Para darte a conocer. Para que nunca puedas ser un misterio velado. Para que te conozca y te conozcamos mejor.
¿Sabes? Por ahora eres demasiado distante y enigmátic@. Y éso, no me gusta. Todos los seres humanos somos unas maravillosas sorpresas, las cuales incluso nosotros no terminamos de conocer del todo. Y si te tiro o te empujo de la lengua, a lo mejor y sin pretenderlo, hago catarsis y sale dicha sorpresa. ¿Por qué no?...
Sí. Hasta ahí, llego. Tampoco hay que idealizar a nadie. Que todos los seres humanos tenemos muchísimos lugares comunes. Faltaría más. Pero, ¡oh, la curiosidad y el conocimiento!...
Somos insaciables. Soy insaciable. Dímelo todo de ti, y con la elegancia con que yo te lo pregunto. Porque yo te pregunto siempre las cosas, con respeto y consideración. Me interesas. Quiero agradarte, seduciéndote con la magia de mis preguntas.
Otra cosa y tu libertad, será lo que consideres y te dé la gana contestar. La parte de tí que me des, solo a tí te corresponde mensurar y administrar. Yo, solo puedo hacer lo que puedo hacer. A veces, es bastante...
Y cuando me contestas y me dices las cosas, tú me halagas. Estás poniendo una confianza en mí que me admira y maravilla. Pero, no te equivoques. También tú estás siendo feliz respondiendo a lo que te pregunto. Si no, no se puede llamar entrevista.
¿Los temas? ¡Eternos! La libertad, tu visión del mundo, la felicidad, los dioses, y sobre todo tú a través de ellos. Todo lo que te rodea es la visión tuya sobre lo que te rodea. Tu versión.
Por eso me interesas, ¿sabes? Porque cada uno de nosotros y de nosotras, somos un universo único e incomparable. Porque nadie es exactamente igual a nadie. Porque los perfiles están igualmente llenos de complejidades y de singularidades. Y éso, es una magia para el entrevistador.
Uno, entrevista, porque sabe que va a hallar riqueza en el otro y en la otra. Si no, no lo haría, y la entrevista como tal perdería su sentido y sus cartas credenciales.
Sí. Entrevistar es acercar. Hacer amigos y haceros amigos entre vosotras y vosotros. Entrevistar es un acuerdo previo de confianza y de buena disposición. De compartir retos. Por eso pienso seguir entrevistando a quien se ponga por delante y me diga que sí, y que acepta. Y en ese momento, yo, y como honesta contrapartida, podré contarle a mi interlocutor o interlocutora todo lo que desee saber de mí.
- ¿OK? -

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