
Sí. Mi Lourdes. Yo no savía quién era mi Lurdes. Pues éso. Una más, entre toítas las mujeres salás. Pero, al principio, a mí no me gustaba la Lurdes. La veía más flaca y desgarbá que yo que sé. Prefería a otro tipo de mushachas, las cuales tuvieran más cacho de coger y de admirá con salero y alegría. Vamos, la clásica hembra de España.
Pero, ha de saberse, que el amó es muy traisionero. Y mú engañador. A veses te enamoras y sin remedio, de personitas der mundo que nunca hubieras imaginao.
No nos engañemos y que nadie se engañe. Cuando llega el amó, es que llega, y ya está aquí. Tó serrao. Tó definitivo, y además intocable y fundamentá. Eso fué lo que me pasó con mi Lurdes. ¡Josú! ¡Santa suerte!
Va, y éso que coinsides y coinsides tantas veses en el baile, en los bares, y en tantos otros lugare, que poco a poco van en llegando las palabras y los roces. Roses, inevitablemente, que propisia la sercanía y la humanidá que las personitas tenemos y necesitamos. ¡Ea!
Y casi sin darnos cuenta, la Lurdes y yo nos tomamos de la mano, y caminamo lentamente con ojos tontorronotes y llenos de amor, por aquel jardín abarrotaíto de matas saltarinas y alegres. ¡Uys, que ojos de corderillos buenos hasíamos los dos! Qué felicidad...
Y eso, que mi Lurdes tiene un carácter a veses imposible. Tié genio y es mú cabesona, pero si quieres estar a bien con ella, has de sedér y negosiar con habilidad las situaciones y los espasios. De esta manera, podemo aguantarnos los dos, pero que mú requetebién. Fetén, fetén...
Estoy hasta las trancas de amor, de mi gordi, y yo como varón, siento halagao cómo mi Lurdes tiene a bien quererme igualmente como yo a ella. ¡Oh, qué haría yo sin mi Lurdes! Estaría yo, -que soy el Carlos-, hundiíto en el vasío de la desgrasia y de la miseria. No hay más mujeres. La Lourdes es mi verdadero amó. ¡Te quiero, mi churri!
- LOURDES: " ¡Carlos! ¿Qué demonio estás escribiendo si tú no sabes escribir, pisha? ...
- EL CARLOS: " ¡No, mi amó! Que estoy hasiendo hasiendo unos crusigramas pá matá el tiempo, Lurde..."
- LOURDES: "Y, ¿por qué te gusta desirme mentiras, Carlos? Te lo he leío toíto sin que te des cuenta, tonto..."
- EL CARLOS: ¿Sí? Je, je, je, je...
- ¿ESTAMO ENAMORAO O NO? -
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