martes, 30 de agosto de 2016

- NAIRO SE EXPRESA EN LOS LAGOS Y ALEJA SUS DUDAS DEL TOUR -



Es pequeñín y anticarismático. Y el mejor escalador que parió Colombia tras el rey Lucho Herrera. El mejor trepador actual del planeta. Y por eso ha ganado el Giro, y la Vuelta, y no se sabía muy bien qué le pasó con sus timideces de fuerzas en la Catedral del Tour y del ciclismo mundial.
Por fin, y entre parajes míticos y hasta insólitos, en los cuales nunca se oculta el sol de la belleza asturiana y en cuyas carreteras los mitos del ciclismo lograron consagrar su sello, le petit Nairo Quintana se decidió a atacar. Dicen que quien como él se pone líder en los Lagos de Covadonga llega de rojo a Madrid. Un especie de nuestro Alpe d´Huez. Más mitos.
Corre Quintana con un equipazo que es el Movistar , y eso le permite mostrarse confiado. En esta Vuelta 2016, y tras el mal fario atávico de Contador, todos los españoles tirábamos de sentimientos para con el alegre escalador y veterano campeón de Pinto.
Cuando Nairo demarró, no optó por las dudas sino por su prestigio. Y a su ritmo nadie hoy en día le puede seguir. Alberto Contador fracasó en esta idea noble de ir tras el de Boyacá, y sus fuerzas se resintieron. España torció el gesto, parece que los años del pinteño no pasan en vano, y que tiene media Vuelta suya más que perdida salvo milagros venideros. Sigue siendo un portento de corredor.
Pero, hablando de portentos, pocos ciclistas profesionales y comentaristas de prestigio pueden explicar claramente la singularidad de la biología del británico nacido en Kenia Chris Froome. Porque parece muy extraño y sorprendentemente admirativo y nunca teatral, que un tipo como él en rampas del diez por ciento se note mal y se quede, y que escasos minutos después logre recuperar su majestuosidad nada estética y se rehaga como ha hecho nuevamente ahora camino de Los Lagos de Enol. ¿Todavía más mitos? ...
Froome se rehizo con asombro y aplauso, comenzó a comer cadáveres, logró llegar a la estela del desfondado Contador, le sobrepasó, y no le pudo llegar a Nairo porque eso parece vedado cuando todo sabe a dureza y a montaña.
Nairo parece que ganará la Vuelta, a pesar de que Froome siempre es una maravillosa sorpresa y tiene una contrarreloj para contraatacar. Todavía no se puede sentenciar nada, pero casi.
No hay ahora demasiadas motos en carrera, las imágenes televisivas son manifiestamente mejorables a pesar del empeño de los locutores de la 1 en hacer énfasis iterativos y loas constantes a los que van en las escapadas por delante con bravura pero que no cuentan para la clasificación general final. Nos aguantamos la no nitidez de lo importante que va sucediendo en carrera, si esto propicia una mayor seguridad para los deportistas y un menor desmadre intolerable de espectadores en las laderas. Es peligroso. Se vio en Francia recientemente.
La Vuelta 2016 es un lujo de etapas de montaña en donde corren los tres mejores ciclistas que hay. Eso es emoción. Y concreción ha sido el as Nairo, que sabe que su verdadera asignatura pendiente no es otra materia que los Campos Elíseos enfundando el maillot jaune. Lo otro es calendario, profesionalidad, clase, talento, regularidad, cuidarse, y seguir demostrando al mundo que es capaz de todo por su enorme calidad.
¡BRAVO, QUINTANA!

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