Dibújate. Dibuja tus sueños. Deja que tu creatividad te invada. Déjate ir. Pinta las formas y los colores más tuyos y personales. Házlo. Anímate. Haz unos trazos en un papel cualquiera. Pero,dibuja. Plasma en abstracto cómo eres o cómo desearías ser. No se te ocurra pensar en nada en concreto. Desnúdate frente a los dibujos que se van formando. No te avergüence lo que sale, porque eso mismo eres tú en el idioma del dibujo. Distráete.Trae placer a esa playa paradisíaca que es la lámina en blanco preparada para tí. Apasiónate. Merece la pena. Y cuando encuentres ese dharma necesario e imprescindible para continuar dibujando, entonces emergerá de tí todavía más creatividad y los trazos podrán cerrarse en figuras concretas que solo tú habrás elegido. En ese momento, notarás que te has ejercitado. Que has dado a luz una creación, aunque luego puedan decir que lo que has dibujado no tenga valor crematístico ni de mercado. O no. Nunca se sabe. Lo importante es que habrás parido libertad escondida y grata. Vale la pena. Vales la pena. ¿Por qué no soñar con ser un gran pintor o pintora mientras dibujas? Sí. No te metas trabas cuando te sientes libre. Aflójate o sácate todos los tirantes de tu ropa, y nota libre las articulaciones de los brazos que dan sentido a esas manos que actúan como pincel sobre la hoja desnuda que te permite dibujar exactamente lo que te viene y sin censuras ni extraños tabúes. Desnúdate. Sí.Sueña en grande. Imagina que puedes hacer todo o casi todo a través de los dibujos. Juega sinceramente a pintar aquello que más te identifique con la libertad de tu pensamiento. Y sigue soñando todo el rato que desees. Lo mereces. Tu autoestima puede que lo precise. Tú lo sabes. Puedes imaginar playas de arenas imposibles, tangas en formas de asimetría, diseños de ébano portando piñas coladas frescas en la cabeza, heterodoxias de amarillo en el Brasil de Ipanema, montes frondosos llenos y hasta embarazados de pinos, vértices geodésicos aparentemente inabordables, músculos de acero de tu amor imposible, senos turgentes de tu admirada inevitable, amaneceres llenos de magia que emboban a los osos, pajarillos que trinan de dos en dos buscando la supervivencia de la alegría, o mil etcéteras. Materia, lo que se dice materia, la tienes de sobra en tu imaginación. Los niños lo saben. Y por eso pintan o dibujan, manchándose los dedos de tinta y alegría de crecer. Sí y sí. Te aconsejo que dibujes si te da la gana, si tienes tiempo, si tienes libertad o incluso si no la tienes. Descubrirás sentimientos olvidados de validez personal. Pero sobre todo, no se te ocurra "apriorizar" nada. Ya saldrá el futuro del lápiz creativo de tus manos. Nunca fuerces ni tengas prisa. - ¿HAS PROBADO? -
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