Julio es el Tour. Llega el calor y te ganan las imágenes en vivo acompañadas por las voces habituales del simpático Perico y del animoso y entusiasta Carlos de Andrés.
El tercer Tour que se me mete en el bolsillo Chris Froome no ha sido un Tour al uso aunque el cartel era cinco estrellas. Pero en realidad el cuerpo de la emoción de la cátedra ciclista siempre es un azar. Porque nuestro veterano Alberto Contador se cayó el primer día, y más días, no levantó recuperación, entristeció la carrera, y su dolor interminable le llevó al pronto y lógico abandono.
Quedaba, Nairo. Si Alberto ya no podría soltarle hachazos al delgado británico del Sky, todas las grandes esperanzas de la emoción cuando la montaña explota, pasaban por la progresión del descomunal trepador andino. Nueva decepción. Nairo no atacaba. Nairo, frío como siempre, estaba siendo sospechosamente demasiado calculador.
En este Tour 16, ha habido montaña de sobra, pero sorprendentemente todo se ha decidido mirando hacia abajo la carretera. Y hasta los huesos. La tremenda baja forma del as colombiano, sorprendió negativamente, y permite a un ciclista como Bardet devolver la dignidad del podio a la France, con su más que meritoria segunda plaza, y Nairo queda tercero.
Ha sido un Tour decepcionante y estático. Mucho respeto temeroso ante el pletórico Chris Froome, y la idea de que todo podía ser imposible. Cuando vimos que Quintana este año no podía, echamos más todavía de menos el ciclismo valiente y ofensivo del ahora lastimado Contador.
La Grande Boucle, fue bastante desestructurada en su desarrollo. Demasiado tráfico de motos, demasiadas descoordinaciones entre corredores y coches de apoyo, demasiado caos, demasiados errores no forzados, y hasta cómicas caídas de pancartas sobre las testas de los deportistas. Casi todo el mundo se cayó con la lluvia, o se chocó contra espectadores y motos. Montoneras por doquier. La organización no debe ser tan emotiva y cuidar más su negocio carismático. Y respetar más la integridad del corredor, proponiendo menos senderos estrechos en etapas abarrotadas de aficionados. Faltó mano dura.
Froome llegó a ir en el mítico Ventoux corriendo hacia la meta sin la "burra", y eso pareció insólito. Fue una de las imágenes mediáticas de este año Tourisino. Se cayó en los Alpes, se levantó y enlazó muy pronto.Lo mejor de los españoles aparte del out sider Valverde, ha sido el más que meritorio Purito Rodríguez, escalador bravo y digno. ¡Qué mejor despedida del Tour para el catalán que su séptima posición final en la General! ¡Enhorabuena, Joaquim!
El ciclismo parece andar en ciclo de transición. Los grandes van calzando arrugas y no acaban de explotar los nuevos valores. Es un motivo de preocupación, y deberemos esperar prontos nuevos momentos de frescura. Parece que Nairo, Contador y hasta el mismo Froome, podrían presentarse en nuestra Vuelta de Septiembre. Esperemos recuperar ahí cuando la uva, las balas de las mojadas pistolas.
Porque la falta de rivales de Froome ha marcado este año la competición. Nibali acusó su Giro, Aru sabe lo que el Tour exige, y la regularidad y fuerza de esta gran prueba icono siempre pasan factura. Ha sido un Tour lluvioso, cambiante,pesado, demasiado aburrido, y con pocas ganas de sorprender. Ha sido el Tour de la gran decepción de la falta de fuerzas de Nairo. Hay que esperar que sea pasajero. Se le necesita. A pesar de no haber hecho nada, es tan bueno que logra rascar la tercera posición final del pódium de París. Deberán averiguar qué demonios le sucedió.
Acaba Juillet, y siempre echamos nostalgia de la carrera de los mediodías y del calor en vacación ibérica. Y a los que valoramos el sufrimiento y la dureza evidente de este deporte de esforzados y aventureros, le damos un tirón de orejas al miedismo.
-ESTO ES ÉPICA-
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