jueves, 7 de julio de 2016

- ENCIERRO -


Mañana de estrépito, humedad, fresco, nervios agarrotados y toda la aventura temeraria en la tradición. Atletas de blanco, caídas de vértigo, España, Pamplona, encierros, pezuñas, pañuelos rojos del santo, sprinters desatados, veteranos sensatos que pastorean la utopía de lo mejor, y todo el tremendo danger de los  laberintos de las melées cerradas.
Callejones, Estafeta, la Cruz Roja, las ambulancias, el chupinazo matinal, el chupito post despiporre, la sandía, la paella, la disco en el cuerpo, los bocatas, el afán, y unos tremendos cuernos de res brava que solo sabes que dan miedo cuando los tienes a milímetros de una penetración funesta que te lleva al hospital o al azar de la herida.
Asta siempre, asta picuda como aguijón defensivo, desafío a los toros, la gran batalla del enseñoreamiento y del conflicto de especies. Muy pocos toros frente a centenares de muchachos dispuestos a establecer sus revolucionarias reglas del juego fantasioso, turístico, vacacional y sui géneris,
Son bravos estos mozos que alguna vez leyeron a Hemingway de la misma manera que ahora leen al periodista de deportes Jon Carling que se siente indignado frente a la decisión del Brexit y que clama contra su país mientras se hace de los nuestros como el pionero Michael Robinson.
Sangre y susto, minutos eléctricos en donde su majestad el miedo empata con el dios del peligro y se casa con la musa de los épicos y hasta heróicos. Durante los encierros camino de la plaza de toros, no existe el reloj sino la cámara que devora y retransmite cada segundo voraz e intenso como una película de acción y de novedoso peligro. Siempre peligro. Danger forever. ¡Fiesta!
¡Fi-es-ta! Rompiendo diptongos académicos. La isla bonita del riau riau que baila jotas y que se abastece de la masa para llenar los bolsillos de la batería infraestructurista que ha puesto el gran cartel mundial y visto de la seducción.
¡Toros! Navarra, ¡Gora!, ¡Viva!, ikurriñas y banderas, reivindicaciones, y tetas de chicas al azar manoseadas por sobones machistas amparados en el exotismo del alcohol y de la sandez. ¡Esas manos quietas, machos alfa! ...
Borracheras y agotamientos, sexo al sol y al saco de dormir, al rico y necesario condón, el turista libre que decide que más fiesta es posible y que eso puede pasar aquí, la fiesta masiva que llena de vasos de evasión la ansiedad y el vicio del vivir cuando se es joven y cuando se puede y te dejan y no te ven. Y si te ven, riau, riau.
El toro rebelde se ha detenido mareado por un error de inercia. Se revuelve y sorprende al mozo asustado que se da cuenta de que no es tan grande cuando no puede escapar así como así del cornúpeta. El toro dios le arrea una y otra vez cornadas, y el hombre se defiende con la supervivencia en el reflejo defensivo. Finalmente, todo quedará empate. La fiera seguirá orientando de nuevo su camino a golpe de periódico y de gemelo y cuádriceps de un nuevo relevo humano ordenado. ¡Susto!
Agua de tormenta que resbala al calzado, a la uña y al tobillo. Todo se intranquiliza y desequilibra cuando el tranco de la manada inicia el vuelo. Ahí no puede haber sosiego sino inercias. La velocidad de los animales, su espoleo, su orgullo y hasta su gracia  en monumentalidad.
Una cámara inolvidable y japonesa ve los sanfermines y ya queda enamorada de por vida. Hay ahí algo mistérico que atrae como el flamenco, como el estereotipo o como todo lo previsible. Gusta el mozo free, y gusta reunirse unos días en un lugar ya en el mapa turístico para hacer un clinic y un máster del typical spanish, y beber de la bota de vino, y hacer de la jarra de cerveza un rosal, y de un manantial de besos un ardor de sangre, arena y love.
Pon un toro en tu talón, un susto en el pericardio, un acojone en tu yoga, y una adrenalina loca en donde está el clima del viento corajudo y cambiante.
-DONDE A LO MEJOR ESTÁS-

1 comentarios:

Gandi decia.
Si quereis medir la cultura y la calidad de un pueblo fijaos en como tratan a sus animales.

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