sábado, 12 de septiembre de 2015

- FABIO ARU Y SU "ASTANA" GANAN LA VUELTA 2015. -



A pesar de sus etapas cortitas coronadas por puertos chicos y de gran pendiente, la Vuelta Ciclista a España gana y se mantiene con su idiosincrasia, sexy e identidad.
En esos días de transición hacia la cotidianeidad que definen el final de las vacaciones y el nuevo hábito hacia el trabajo y lo habitual, el ciclismo existe tras le roi Tour.
Aquí se llega cansado del año y con ganas de revanchas o asignaturas pendientes a aprobar, pero se sufre y pelea igual o más que en Tour o Giro.
Tiene mérito traer a Quintana, o a Aru, o a Nibali, o a Froome, o a nuestros animosos y excelentes escaladores. Hay que felicitar sin duda a los organizadores de nuestro evento.
No nos gustan ni convienen demasiado las etapas llanas del tedio y del sprint del foráneo. Aquí necesitamos la cuesta y la incomodidad para que la gente se enganche a la tele y a la Vuelta. Lo contrario sí sería un acontecimiento menor.
La Vuelta de este 2015 no ha podido ser más emocionante porque todo ha sido espectacular y del último minuto. Incluída la general.
Iba a ganar el holandés Dimoulin. Había sido astuto y cerebral este desconocido corredor, yendo a la contra y limitándose a que no se le fueran los rivales en las cimas para aplastarles en la contrareloj, como así sucedió.
Nibali hizo trampas y le expulsaron de la prueba. Contador no estaba aquí, y Froome se hallaba reventado y acabó marchándose. El as Quintana tampoco estuvo a su nivel a pesar de que tuvo momentos de una calidad a paladear por los amantes sibaritas del ciclismo de lujo.
Los rellenos sonoros y mediáticos, los iban confeccionando el Purito Rodríguez o el juguetón y un tanto alocado Valverde. El polaco Majka le daba emoción a los ataques regulares y finales, y un tal Mikel Landa apunta a gran figura si no se aja.
Así las cosas, todo parecía siempre abierto y emocionante. Hasta el desenlance final y mortal en la Sierra de Madrid. Exactamente en el puerto de la Morcuera.
Allí reventó el holandés y favorito paulatino Dimoulin. Y el exultante y explosivo Fabio Aru puso a la evocación de Pantani sobre la carretera empinada y rompió las fuerzas del citado orange. Aru hizo todo lo posible para destrozar las apuestas. Tuvo cabeza, y amasó desde su equipo una coraza letal y definitiva.
Es mucho más fácil si tienes un equipo social y competitivo. Si te arropan y te ayudan, siempre cuentas con un plus. Pero si además eres muy bueno y explosivo como Aru lo es, entonces pasa lo de la Sierra madrileña. Que viene el buen día, y logras tu primer gran éxito colosal.
Ha habido sudor y músculos en esta nuestra coqueta Vuelta. Como siempre. Y entre partidos de fútbol y de baloncesto, las tardes del deporte de las dos ruedas han sido consistentes y visionables. Ha valido la pena admirar a estos esforzados de la ruta y que tan poco valorados son en este deporte de minorías y de desconsideraciones injustas. Un deporte durísimo y desdeñado por la comodidad y el consumismo del espectador actual. Antes de que se me olvide, ¡enhorabuena al catalán Purito Rodríguez por su segunda posición! ¡Enorme corredor el veterano! ...
Loas fuertes y merecidas para Fabio Aru, y a ese equipo azul del "Astana", el cual le ha devuelto al ciclismo su esencia colectiva y de estrategia eficaz. Le ha dado sentido a la idea de equipo, de camaradería y de ayuda mutua. Que nadie olvide que son tres semanas durísimas y que las escuadras están para mucho más que para hacer la serpiente multicolor matemática en las bellas y trepidantes imágenes mediáticas.
Además del rutilante y gran Fabio Aru, la Vuelta ha sido conquistada por un conjunto de ciclistas obedientes y trabajadores, que han dejado atrás los protagonismos para dar paso a un ejemplar equipo plagado de sensacionales corredores.
-VOLVIÓ LA ESENCIA-


0 comentarios:

Publicar un comentario