lunes, 16 de febrero de 2015

- MADONNA ALZA SU FALDA Y EPATA -



Mujer. Es su clave. O una de sus mil llaves del éxito. En la entrega de los Grammys la ambición rubia no iba en absoluto a pasar desapercibida. ¿Desapercibida la artista Ciccone? Eso es pedir demasiado purismo a los artistas que necesitan salirse del pedo del aburrimiento y de lo correcto y hasta aceptable.
Sí. Madonna se subió la falda y enseñó sus nalgas. Es una mujer y estrella felina que hace de su inteligencia sexy en los escenarios un elevador permanente que la encumbra y la destaca. Es diferente. Siempre diferente. Dar la nota es para ella algo cercano a un acto de amor y de genialidad.
Sabe que el sexy es su terreno de juego y su madurez un reclamo de morbo atractivo. Quiere ser abuela de quitar el hipo y de atreverse a todo lo que absolutamente algunas mujeres de la farándula y del TOP 10 nunca harán ni se plantearán.
El tanga negro que comulga con la piel blanca, eterna y rojiza de Madonna es exactamente aquello que ella sabe que puede permitirse el lujo de hacer. Su ropa de corpiño y torera, sus medias y sus botas ajustadas, su desmadre de libertad, ese amor libre hacia los hombres, y esa complicidad con las chicas malas y con los gays o lesbianas.
Madonna enseña el trasero, y su corte de mangas es un as de éxito. Utiliza los centímetros corporales y el boom mediático exactamente para salirse con la suya. ¿Cincuenta y séis años, Madonna? ¡Y un carajo! Porque la rubia de ojos claros y hasta raros ha superado la trampa de Cronos el traidor.
En el fondo, es el triunfo de la mujer y de muchas de sus armas actuales. Madonna está desprovista de todo el recato y el pudor tradicionales, y convierte su ética femenina en una cosa nueva y mágica que no se lleva la moda o lo fugaz. Madonna logra que una mujer no pueda ser una guarra cuando se levanta la falda y le vemos el culo. Ha hecho de su provocación un guiño amable y hasta tierno. Una característica clara de su personalidad y de su vanguardia.
Midió Madonna los tiempos. Eran los premios Grammys. Los de la música. Los de la mísica comercial que estrelliza a las chicas superjóvenes y heterodoxas a los números unos de todas las ventas. Y Madonna ya es una presidenta y un icono, una diosa renovada, y una mitómana del cambio y del ruído. Su sexy es el rock, y su heterodoxa una máquina de vibrar y olvidar. Ella es una nueva nota musical y necesaria.
Madonna hace ya mucho tiempo que es un gran referente para la música actual. Ha sabido superar a todos y es la mejor con diferencia. Sus shows sólidos y potentes, y se la suman adoradores varias generaciones de fans enamorados y deseosos de que la vuelva a liar una y otra vez.
A Madonna ya no hay que decirla nada si hubo alguna vez en que hubiese de hacerlo. Madonna va a hacer exactamente lo que le salga de ahí. De lo más profundo, de lo más femenino, de lo más estridente y vital, de lo más sexual, de lo más imposible, de entre las cuevas que nunca podrán figurar en un mapa earth.
No. Madonna hace de una anécdota una explosividad, y de su culo un sueño, y va cambiando los paradigmas y acostumbrándonos a que una mujer como ella solo será como es. Y la aceptas o la defenestras. Jamás los términos medios.
Madonna es sin duda una chica madura sideral, adelantada a su tiempo, que compite hasta con las precoces adolescentes en materia de transgresión, y que merece una reflexión en tono de aplauso seguramente irreverente, pero siempre considerado a un tiempo.
-ES LA MÁS GRANDE-

0 comentarios:

Publicar un comentario