domingo, 22 de febrero de 2015

- DÉJALO YA, CRIS -



Hasta ahora era una gracia que nos venía muy bien. Ya sabes. Un grupo, una quedada, unos perfectos desconocidos y unas risas de fiesta que parecían compensar.
Pero el otro día te lo dije bien, Cris. Somos dos mundos que nada tienen que ver el uno con el otro. Nos separan mil millones de cosas más que nos acercan, eres una jovencita fantasiosa y yo un soñador quasi sesentón. Sí. Aunque te haga gracia, seas madura con la cabeza en su sitio, o aunque hay algo ahí que se nos escapó y atrajo, Cris. Sucede que no puede haber nada ...
No, amiga. Nada. Porque yo te he ido conociendo mejor mientras a su vez me iba conociendo mejor a mí mismo. Eras una chica dolida y con problemas de autoestima, con tu cara de dulce bondadosa y tus curvas femeninas, y aquel intercambio guasón de los móviles, y la puta tontería del watsapear cuando yo estaba cansado y tú un tanto vacía por adentro.
No te lo quería decir así porque parecerá de brutos, pero la extraña tontería estaba rebasando la línea roja que no debe ser. No hay nada que no sean tus piernas y tu dulzura entre nosotros, y mi ingenio ácido y hasta provocador, Cris. Te juego con ventaja y tú lo sabes aunque no quieras admitirlo. El otro día me excitó tu voz y tu risa, y mi intimidad, y las claritas del mes de Febrero que anuncian la primavera ganando a la tarde oscura y vieja del invierno. Y entonces me armé de mi sinceridad y te hablé por primera vez con autenticidad, con los pies en el suelo y como la realidad ha de indicar.
Se acabaron los juegos de dulzuras y el llamarse a toda hora para no decirse nada y lanzarnos sonrisas de corrección y de llenar. No hay nada que llenar. Y menos de esa manera. Cada uno de nosotros dos, Cris, debe ampliar y hacer crecer su camino respectivo. Sin lloros ni tristezas, sin decepciones ni dramas, con naturalidad y como una etapa más que los azares del destino nos depararon, mi joven conocida.
No puedes ser amiga. Ni siquiera follamiga, ni nadie real. Tú lo que has de hacer es lo que te he dicho cien veces. Que es, que encuentres a un chico de tu edad y que nunca te acuerdes que la operación en la teta a causa del puto cáncer fue inevitable y que ahora la cirugía estética te va a hacer maravillas y cuando llegue el verano lucirás de nuevo tu top-less envidiado por cualquier mujercita de tu edad.
Tú me dices ahora que no, que lo dejemos correr, que no pasa nada, que no tiene por qué pasar nada malo, que nada aquí es insano, y mil bisoñeces más de soñadora.
Hemos de dejar esto, Cris. Todo. Hemos de romper nuestros teléfonos y no decirlo nunca a nadie. Seguir como si nunca nos hubiéramos conocido. Yo ya amo a otra mujer que esa sí me completa y alcanza más allá de tus dulces de fresas o donuts de chocolate.
No nos hemos engañado. Ha sido un tiempo inexacto y romántico, casi inexistente mas muy bello, inolvidable y poético, literario y electrónico, de deseos y de juegos.
Te he conocido bien, Cris. Más de lo que crees. Y lo que te pasa es que estás muy triste y sin fondo de ánimo. Y te parece maravilloso que un señor mayor como yo te haya abordado y dirigido a tí. Fue un momento de tu minifalda y de mi debilidad. Fue un desliz que ahora ha de subsanarse por el bien de los dos. Sobre todo, por el tuyo ...
Hagamos una cosa, Cris. ¡No rompamos los teléfonos! Sencillamente, vamos a hibernarlos durante unos meses a ver qué pasa. Y cuando llegue, pongamos el verano, osaré llamarte para ver qué ocurre con tu operación, y con tu trabajo, y con la señorita maravillosa que hay en tu interior.
¡Estás llorando! Lloras ... Te duele que haya que dejarlo. Te duele tu vacío, y te sueno a traición y a soledad.Y a cosa inesperada. Y a mí me sabe a cuando tengo ganas de comer pasteles y resulta que la panadería está totalmente cerrada hasta el lunes.
Sí, Cris. Eres un sol y lo vamos a superar. Quizás me creas un cínico, y hasta un cabrón, y un estúpido, y un charlatán. Pero yo sé con mi conciencia y libertad que todo esto es de buena fe y va para tu buena fe.
-AUNQUE AHORA NO LO ENTIENDAS-

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