domingo, 14 de mayo de 2023

- UN REY DEL PORNO SE DESPLOMA. -



Europeo. Carismático. El rey del porno en su época. Nacho Vidal traspasó las fronteras hispanas camino del mundo. Un portento físico y genético, llenó los comentarios cerrados de ese mundo B que tanto dinero produce. Lo prohibido, tienta. Y su negocio, mucho más.

Un toro. Nacho Vidal fue un toro. Un tipo simpático y muy seguro de sí. Ahora que está en temporada baja e inevitable, todavía esgrime ese porte de bravo que todo lo penetra felizmente.

Nacho, confiesa que ese mundo del sexo de mayores es increíble. Que, vivir la vida entrando en internet y en el círculo de películas de su estilo, requiere sin duda las facultades de un superatleta y el arrojo cowboy de los circuitos y de las imágenes.

Para triunfar en el porno puedes ser un perfecto irresponsable, con unos huevos de oro, pero también hacerte a la obediencia y a la disciplina que este mundo presuntamente mítico, acarrea.

Y por ese sendero secreto y pomposo, orlado, brutal y extremadamente sexual, vive la droga, la exhibición, el alcohol, la cabeza afectada y desordenada, la mierda que parece oro, y la fama que quiere parecerse a la felicidad.

Ahora, Nacho tiene cincuenta y algunos años. Y demasiada tralla adentro. Y de un manotazo se coge la cabeza, y entonces unas lágrimas salen sueltas, escupidas y sinceras dentro de su dolor y frustración.

Nacho se ha pegado una gran castaña. Cronos es la guadaña de los grandes sementales del cine de vicio. De ese cine, que es la educación sexual de nuestros niños, cuyos padres no se atreven a contarles la realidad por pudor.

Nacho fue demasiado Nacho. Se dijeron y se dicen de él cosas opulentas y casi heróicas. Se cuentan hazañas de cama y de cualquiera que osó plantear su miembro. Vivió en la fantasía casi todo su tiempo, y hasta se le murió un hombre en su casa haciendo experimentos con las drogas.

El maldito rey, llora su vacío intentando recuperarse. Porque la vida no eran penetraciones o zamparse unas toneladas de estupefacientes. Era solo su miopía y su excelsa vanidad. La verdad, era otra cosa. Dejar de ser un ídolo y pasar a vejestorio quemado, es un trance vertiginoso y necesario.

Cuenta Nacho que ya no quería salir ni de casa, que nada le motivaba, que se había caído por un agujero interminable, y que el tedio y la angustia le llevaban a no querer ingerir alimento, ni levantarse siquiera de la cama, y limitarse a pasar horas y más horas practicando cual un chimpancé la autosatisfacción sexual.

Su lucha es ahora decisiva y real. Potente. La fantasía era una dulce y aventurera nada, y la realidad un dios de las pequeñas cosas que anidaba en su alma confundida. 

Y de vez en cuando, le sale a Nacho esa visión del rey de la fantasía. De empujador oficial de la risa y el fornicio, en donde fue un simpático niño emperador.

En la clínica de la realidad en donde se trata, Nacho lanza al viento todos sus temores y esperanzas. Se siente una carraca vacía en donde el personaje derrotó por k.o. a la persona. Su lucha frente al mito y a la mentira, es demoledora. Viene en realidad de una cruel autobatalla cual Saigón o Corea. Herido en las neuronas y en el espíritu, Nacho Vidal sueña en volver a sí mismo y esta vez de verdad. Encontrar el suficientemente tranquilo camino de vuelta, será su aventura más difícil. Pero no le queda otra. Espera a que todo amaine y que la discreción le ampare.

-SUERTE NECESITARÁ-
 

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