No es triste el descubrirse a destiempo. Y no es que yo trate de hacer lectura positiva sobre mi evolución y crecimiento, sino que creo en tal alegría.
Descubrir, lograr abrir los ojos, asumir y entender, avanzar; son verbos y momentos en los que siento una mayor satisfacción que lamentos.
El otro día me puse unos pantalones. No tenía para verano, y aproveché la oferta de una gran superficie comercial para comprarme dos. Y al poco de usarlos, me percaté de algo nimio y a la vez significativamente importante. En la parte baja de uno de los pantalones habían unas manchas pequeñas, a pesar de que estaban recién lavados, recién estrenados, recién nuevos, y recién usados.
Hace años vi lo mismo en otros pantalones. Me molestó lo que vi, pero aunque me extrañaron tales manchitas, no reaccioné y pensé desde mi dejadez, que pues mala suerte y ya está ...
Aquello que vi hace años y a lo que concedí excasa importancia, también eran estas mismas manchitas de lejía. Exactamente, las había generado yo por lo mismo. Pero esta vez, afortunadamente, ha sido diferente. Me he preocupado y he visto las consecuencias de no afrontar las responsabilidades. Las manchas de lejía son muy jodidas para la ropa. Si te llegan, raramente las podrás eliminar. Había que hacer otras cosas para que esto no sucediera.
¿Cómo fue posible que no tomara precauciones ante el riesgo de echar a perder mi ropa? ¡No pienso rebanarme los sesos en averigüarlo! Sería como darle vueltas a una noria sudando inane. Lo único importante es abrir los ojos y asumir la claridad de las responsabilidades. Y todo eso se llama, aprender y dejar atrás los momentos de precaria salud. Estar ahora más fortalecido que nunca.
Nunca más me pondré a fregar la casa sin ponerme antes otra ropa distinta a la de vestir. Y si lo hago, allá que deberé ir otra vez a gastarme el dinero que no tengo en nueva ropa despilfarrando mi sentido común.
Sí. Ya sé que ésto de la lejía y de las manchitas en las pantalones es una cosa absolutamente menor. Soy consciente. Pero es una particular alegría, porque en el fondo hay mucho más que el mero ensuciarme irresponsablemente desde agentes externos.
Sí. Hay mucho más. Lo de la lejía es un éxito porque antes no lo era. Pringado del decolorante corrosivo, lo aceptaba con una bola resignación sin más.
Las cosas verdaderamente importantes llegan a mi vida. He asumido paulatinamente que hay que cuidarse y fijarse más, y que el dinero cuesta mucho de tener, y he de apretarme más el cinturón de mi responsabilidad, y que mi inteligencia ha vuelto a salir silvestre y rutilantemente razonable.
Y miro con nostálgica ternura a aquel niño grande y miope que caminaba sin un rumbo hacia fantasías imposibles. Ahora es tiempo paulatino y de pies en el suelo, de realidad y de seguir creciendo y porfiando. Mi cabezonería ha logrado un nuevo éxito en mi crecer.
Pero, soy ambicioso. No me conformo con esto. Tras salir de la cueva de mi ceguera, iré haciendo expediciones por la vida con el único fin de mejorármela y de perfeccionarla. Porque aquí hay que sobrevivir y administrar mejor, y ser optimista y seguir caminando constante e imparablemente.
Las metas,-aunque estén más cercanas-, son el día a día. Lo cotidiano. La vida será mi laboratorio de ensayos y mi sendero de crecer. Y habrán más manchas de lejía y de muchas más cosas. Pero también brillos y satisfacciones.
-DE TODO-
2 comentarios:
Mago,ponte al dia.Hay gente que echa esas manchas con toda intencion...,o rompe,desgasta...
Cosas de la moda.Lo mismo vas a la moda ultima y no lo sabes.Es la incosciencia de lo incorrecto.Nos dicen que esta bien y que mal...,creemos crecer y lo mismo decrecemos para juzgarnos con el criterio que otros nos impusieron.Puede ser la ropa u otras mil cosas mas.Tnto lo uno como lo contrario pueden ser absolutamente correctos.No depende de nada ni de nadie,bueno,si,de nosotros mismos.
Un abrazo y cuidate.
Un abrazo!
Publicar un comentario