lunes, 13 de junio de 2016

- DANI ALVES DEJÓ EL FÚTBOL ESPAÑOL -



Acabada la temporada nacional, sigue el fútbol europeo en plena turbulencia y preocupación por el estigma de terror de los yihadistas y a través de los simios sin neuronas que utilizan la emotividad de la masa para inocularse violencia y desestabilizar la verdad del fútbol que se juega sobre el verde césped. El Europeo de Francia tiene más nubes de escándalos de sexo que revolotean hacia la "Roja". Es un torneo inicialmente turbulento.
La última gran noticia de la temporada española que finalizó y la primera seguramente de la próxima, será la ausencia como jugador del Barça del gran Dani Alves. Queda su enorme sello y carisma.
Alves es Brazil. No puede ser de otro lugar viéndole su orgullo y adicionándole pulmones de alemán.
Dani reventó todas las admiraciones sevillanas. Fue más de medio Sevilla FC, y pronto los focos de los ojeadores adinerados se fijaron en él para efectivas intervenciones. El Barça, se hizo con él.
Y en el Camp Nou demostró con creces por qué era el lateral derecho de la "canarinha". Un portento, un pesado, un brasileño ofensivo que recordaba por su audacia y genialidad a Roberto "bombardero" Carlos, solo que Alves no es zurdo.
Alves disfrutó con su pasión española. Sacó todo su duende carioca y su máxima y filosofía que le dicen que los partidos se ganan si metes goles y si atacas.
Los primeros años en el Barça le encumbraron definitivamente por si había algún escéptico. Triunfó a lo grande, hizo su trozo de grandeza de un Barça más atómico aún que el actual, y llevó la fuerza de Brazil por toda su camiseta azulgrana. Con un disparo tremendo, con unos pulmones de atleta superdotado, con la maravillosa y espectacular idea de subir contínuamente al ataque, y de no olvidar que de vez en cuando la identidad de un futbolista de su tierra pasa por el riesgo de un caño mágico o de una filigrana aparentemente vanidosa pero realmente espectacular y mediática. Os confieso que antes de que Leo Messi bombardeara al planeta del todo con su magia sutil que cerca históricamente al mito Maradona, mi ídolo era Alves. Porque cuando el Barça iba trabucado, distraído y un poco con las ideas somnolientas, entonces lo mejor era darla la bola a Alves y él ya se encargaría de todo lo demás.
Los años y el dinero no le pasaron a Dani en balde. Se puso más comodón y fallón, y siempre buscó la fiesta y el placer para decirnos a todos sin querer que él tenía veintitantos años, que era humano, que le gustaban las mujeres, la playa, el show, el exceso, el protagonismo, el humor, la polémica y la lengua larga e inoportuna. Su faceta personal nunca ha tenido su calidad futbolística, pero ahí queda su sonrisa, su samba y sus ojos claros y carnavalescamente expresivos. Idolatrado por unos, y odiado por sus rivales. Yo nunca juzgo a jugadorazos así. Porque ahora que se va a otros retos del dinero y de la aventura, quedará la marca inevitable de su ausencia. En la banda derecha, en el extremo proyectivo, faltará este maravilloso gamberro inocente y festero.
Brazil pasó por España. Con Neymar, ha sido la última gran perla de su país, eclipsando incluso al heterodoxo y longevo Cafú.
A los que nos gusta el fútbol de sabor valiente y de ataque, nos pasará que echaremos de menos su enorme talento lleno de emoción, vigor y vitalidad. Se hizo rico, pero en cuanto pudo Alves volvió al orgullo inolvidable de su gran pasión que es hacer su futebol. El gran Barça pierde a un futbolista sencillamente diferente.
-HASTA MESSI LE AÑORARÁ-

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