El pasado. Son pareja. De cuando yo hacía senderismo. O lo que fuera aquella locura y aventura dominical intentando huír de mi realidad. Estuve cerca de diez años subiendo montañas alocadamente, hasta que de tanto sobreesfuerzo mi rodilla se resintió definitivamente. La nostalgia me lleva a aquel tiempo que no volverá.
Porque les vi en el cine el otro día. Conocieron a un tipo fortachón e ingenioso que marchaba por el sendero, y nos hicimos amigos. Él estaba hecho un desastre. Se llevaba mal con su ex mujer, y también escapaba hacia la montaña en busca de sedaciones y olvidos. Conoció a su nueva chica, se hicieron pareja, y veo que siguen felices. Un día reñimos para no reconciliarnos seguramente jamás ...
Estaban en el cine. Esperando como yo a que abriesen las puertas para entrar a la sala. Yo andaba sentado al lado de una bolsa de palomitas, y me sentía tan mal que hacía todo lo posible para hacer como que no me percataba de que eran ellos dos. Lo que pasa es que como no había nadie cerca, era un tanto escandaloso y embarazoso negarse respectivamente las presencias.
Él se acercó a mí excusándose falsamente diciendo que no me había conocido y tal, y ella asentía. Yo, no supe qué decirles. Tiré por la vía del humor. Les conté a brochazos cómo me iban las cosas, ella me hizo un elogio a mis ocurrencias e ingenio, y cuando terminó la puta cortesía, sentí por un tiempo que volvía a aquellos momentos tan terribles en los cuales les había perdido para siempre. No fue culpa de nadie. Me falló la salud, les idealicé, y luego les pedí demasiado. En otras palabras: nunca lograron entenderme y más viendo en la tremenda situación personal que me hallaba.
Me dolió su falta de credibilidad. Iban con prisa. Sus estigmas, y sobre todo mi incapacidad para defenderme de las situaciones aparentemente no creíbles que yo transmitía a través de mi conducta lesa y extraviada.
No fueron mis tíos. Ni mis amigos. Ni siquiera unos conocidos definidos y claros. Yo buscaba fantasiosamente en ellos y como un clavo ardiendo una familia que nunca tuve, y un día me sentí herido cuando vi que a ella le faltaba la fortaleza y se ponía a llorar en plena montaña. Entonces él se puso defensivo y marcó las distancias definitivas. Empezar a pasar de mí, y ya se sabe que no hay cosa peor que la soledad en compañía.
Gracias a ellos y a su coche descubrí el bello Roncal navarro o la simpar "selva" de Irati, y muchos más viajes que finalmente acabaron agridulces y hasta llorosos. Mal. La situación se fue deteriorando, al grupito llegaron arribistas y pelotas que iban a la suya, el postergamiento me rompió y todo se ajó.
Hacía mil años que no les veía. Ni, ganas. Si les veo de nuevo, les saludaré por compromiso. Pero no volveré con ellos a cometer los mismos errores. Solo fue un excursión huidiza de mí y de mi vida. Quien deba quererme y apostar por mí, pasará pruebas de una cierta estupefacción y de muchas dudas.
Ahora he crecido muchísimo, y ya no tolero que me estigmaticen o me traten como a un bobo. Quien lo haga, se irá de mi vida o me iré yo antes.
Pero siempre a veces te caza la nostalgia y recuerdas el tiempo en el que todavía no pude ser yo. Y me da rabia y coraje el no haber podido cristalizar la amistad con aquellas personas de aquel momento. Lo que pasa es que la vida sigue tozuda e imparable. Y quien crea que soy aquel de entonces, no sabe que yerra su pensar.
-SENTIMIENTOS Y NOSTALGIAS-
2 comentarios:
Estimado José Vicente:
Te dejo mi huellita después de haber leído tus nostálgicas letras, las que he disfrutado con placer.
Un saludo cariñoso mi buen amigo José Vicente.
Besos agradecidos para Emilia.
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