miércoles, 4 de mayo de 2016

- EL ATLÉTICO SALE VIVO DEL INFIERNO DEL ALLIANZ Y, A LA FINAL! -


¡Qué manera de sufrir!, reza la estrofa del himno del Atlético de Madrid. Ha sido el gran terror, el gran cagómetro, el tiempo interminable en el pitido final del árbitro, y todos los problemas y amenazas.
Porque el Bayern München del gran Guardiola no ha querido dejar de ir a la final de san Siro así como así.Y lo puso todo, y los bombarderos atinaron, y Lahm estuvo espléndido y Ribery peligroso y vertical. Y la mítica de los alemanes sigue limpia e izada en la grandeza.
Por éso, que el equipo del Cholo Simeone haya eliminado a este coloso, tiene un mérito especial. El Atlético también es enorme, y aunque se vio superado, y en el suelo, y asustado, y desbordado de agua por un ciclón insistente y machacón, mantuvo la vida y la suerte de los campeones. La suerte de su colosal entrenador, que se olió la tostada, sacó a un delantero y se dejó de cuentos pesimistas y aciagos.
Jan Oblak merece capítulo especial. Lo paró todo, incluído un penalty en dos secuencias, y su presencia este año como titular le ha dado a los colchoneros una magia necesaria y excepcionalmente adicional. Un gran equipo necesita siempre un colosal portero. El Atlético, lo tiene.
Los primeros cuarenta y cinco minutos fueron para el Atlético lo que le pasa a un boxeador cuando le encierran entre las cuerdas, no le dejan salir, y le dan hasta en el carnet de identidad. La disposición magistral del Pep Guardiola le estaba mojando la oreja al mito Simeone.
Tras el descanso y el gol de Griezman, la cosa pareció igualarse afortunadamente, el Bayern ya no fue tan destripador, y el Atlético tuvo hinchazón de moral. La salida del joven Carasco sorprendió a Guardiola. Simeone estaba rectificando. El Atlético salía de su cueva y fatalidad, y la ilusión se hacía real y patente.
Hay que conocer al Bayern. Nunca existe la palabra resignación. Y se repusieron del palo del empate y cascaron otro gol que les daba alas y la posibilidad de machacar. A punto estuvieron de hacerlo enfrente de un dios de amarillo llamado Oblak que fue su pared indestructible. Su finalísimo talón de Aquiles.
Sufrir, morderse las uñas, pellizcarse, sentarse, levantarse, todos los nervios negativos, aseteaban a los seguidores españoles. Los madrileños temblaron de zozobra y podían temer lo peor.
No mirar, confiar a ver, intentar relajarse, navegar a lomos del cholismo polemista y novedosamente efectivo, no dejar jamás la fe, saber que se podía lograr hasta llorando sangre, sudor, lágrimas, tensión y hasta miedo.
Porque el Bayern arreó hasta el último segundo buscando una y otra vez y casi a la desesperada la gran final de Milán. ¡Enhorabuena también a los bávaros por su actitud y derroche!
Pero quien estará en San Siro, será el Cholo Simeone, y Luís Aragonés queda parcialmente vengado por aquel gol del 74 de Schwarzenbeck, y ahora a relajarse y a glosar y gozar una hazaña maravillosa que ya es entrar en la gran Final de la Champions League 2016. La temporada ya está hecha, pase lo que pase en la Liga de Messi o C. Ronaldo.
Oblack, Felipe Luiz, Godín, Giménez, Augusto, Fernando Torres, Juanfran, Saúl, Coke, Gabi el capitán, Carrasco, y absolutamente todos. Porque la grandeza de la fe atlética ha sido constatada en los peores momentos del infierno muniqués. No se puede sufrir más. Y se ha sobrepuesto y sobrevivido en una vuelta de semis totalmente desaconsejable para los cardíacos. Ahora solo le falta al Atlético levantar el trofeo. Tiene muchas trazas de ser él.
¡MÁS QUE SUFRIR!

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