Seguramente es su mirada. O el misterio de sus gestos exhuberantemente elegantes. O quizás la masculinidad y varonil gestualidad abierta y franca.
Perfect Brower tiene la clave en su simpatía y en su amena charla y agudo ingenio. En el casi imposible sexy que presenta cuando aparece ante todas como un hombre normal.
Porque Brower no es excesivamente alto, ni potentemente musculado, ni se le conoce onerosa fortuna, ni es actor, ni aparece contínuamente en los programas de los cotilleos de la tele, ni todo ese estereotipo de dandy inevitable de triunfador de féminas.
Perfect Brower nunca puede estar solo. Es imposible. Su agenda teléfonica es una hegemonía. Están todas. Y le ven especial, mago, diferente, adiós al tedio, la aventura deseable, la pasión consumada, la vida abierta y siempre el amor.
Brower triunfa plenamente con todas las mujeres y de toda edad y posición social. Las descoloca. Sin pretenderlo las lanza un cebo irresistible, y cuando quiere darse cuenta sus mujeres ya están en los bolsillos de sus concreciones. Todas sucumben ante el hechizo de este hombre de edad indefinida. Es difícil saber cuántos años tiene Perfect Brower. ¿Cincuenta?, ¿treinta y tantos?, ¿podría pisar la cuarentenena? ...
Lo que les pasa a ellas es que no las da tiempo a llegar a preguntar a su príncipe imparable acerca de los pormenores de la fecha de su DNI. No importa en absoluto. Solo importa él, y solo él, y el goce de compartir una tarde en su compañía, o un despertar sin ropa y a piel en una primera línea de playa fuera de la vista de seguratas o pudibundos. Brower es actual, nada de gigoló, vanguardista, adaptativo, potente en la llama de la vela y la pasión, se torna cursi si ella desea, filósofo y charlatán si la catedrática le convoca, u hombre festivo a lo Travolta sin gomina si la dama es audaz y decide que la noche es una barrera rota que le pertenece con egoísmo.
Señoras de la alta sociedad son compañeras más que estrechas de Perfect Brower. Pero también jovencitas universitarias que hacen sus primeros trabajos y cometidos fuera del nido en busca de su libertad y de sus primeras independencias más allá de los conocidos ambientes familiares. En casa de Brower también hay Fanta, hamburguesas y pizza.
Brower solo es amor y paz. Yoga activo. Bienestar en tiempos de tirantes apretados y obligatorios para poder subsistir y llegar a fin de mes. El hombre que a todas hechiza te garantiza que te vas a olvidar de los males del mundo, de los taimados, del pasado, de los días nublados, de los fríos crueles, las tormentas de ruído eléctrico solo serán una sinfonía musical emocionante, y la lluvia un ardid para salir de casa y verle. En la playa y en la hamaca tranquilas, una cita dulce que continuará al menos hasta que el sol bucee en el mar dejando paso a la noche de neón.
Le adoran. Es el eros de la carne, del hueso y de la vida. Solo ellas pueden saber qué se siente. Y muchos éllos le miran embobados. Las mujeres se respetan en su amor sucesivo y son con él siempre tolerantes y en extremo comprensivas. No porfían por un amor que todas comparten y que hacen discreto y bien natural.
Porque deciden que no hay que hablar apenas del amor que emana de Perfect Brower. Porque ese magma y esa seda acuosa de vitalidad y masculinidad, puede esconderse en las entrañas incomprensibles de en donde la razón jamás puede llegar. Un azar que está.
No hay que pensar ni reflexionar acerca de ese imán que nunca falla, sino disfrutar y gozar siempre y hasta el último minuto del partido. Y al día siguiente, al amanecer, vuelve el amor, y la nueva experiencia y la nueva cópula. Y la nueva sorpresa y la nueva verdad.
- "LOVER BROWER". -
0 comentarios:
Publicar un comentario