Temblando debería estar yo si fuese el rival en semifinales de la Champions League del equipo rojiblanco. Porque la penúltima hazaña de los del mago Simeone, les consagra y les catapulta directamente camino del título europeo. ¿Osadía?, ¿euforia? ...
El Atlético de Madrid es una máquina hercúlea, con un portero, -Oblak-, que ha salvado media eliminatoria, y que ha aguantado atrás cuando ha obligado a todos los astros mundiales azulgranas a jugarse el todo por el todo.
Han crujido los metales, las resistencias, los límites, las consistencias, la mejor defensa del mundo, los pressings, y el tremendo músculo fresco desde su área hacia adelante con su velocísimo y fresco contraataque.
El Atlético ha aguantado sus nervios y su aparente menoridad. Ha dispuesto un bloque de trincheras numantino y más que brillante, y nos ha vuelto a dejar a todos con la boca abierta.
El Barça no anda fino, no tiene chispa, Messi está atrás, y ese abril físico deficiente ha decantado casi definitivamente las cosas. Los "warriors" de Simeone se han impuesto a la seda letal de la genial y esta vez huera individualidad. Messi y compañía han llegado mal a esta fase muscular y decisiva de los "play off", y ahora les quedará el mero consuelo de los torneos patrios. Que no es poco, pero que huele a decepción tras una temporada sensacional.
Pero ahora todo es rojiblanco. Todo es Vicente Calderón. Todo es ese astuto Godín, o Carrasco, o Saúl, o ese portentoso Oblak, o Juanfran,o Griezman, o Felipe Luiz, o todos los nombres que pongan que estarán bien. Porque ha vuelto a ganar el catón de un bloque sin fisuras.
Es de temer. El viejo zorro Simeone sigue exhuberante y creyendo de nuevo en el éxito. Es una dinamita de convencer, de fanatizar a los suyos sobre el modo en que hay que permanecer en el campo, y de la necesidad de no bajar jamás la guardia. Ese fútbol propagado de garra y bemoles,-nunca exento de calidad-, ha hundido al gigante blaugrana y hundirá, pofetizo, a todos los rivales que le quedan en la Champions.
Es un gran logro de nuevo para el fútbol, y una nueva ilusión como lo fue lo del otro día del City de Manchester. También los que no tienen enormes figuras pueden contrarrestar el hándicap a golpe de potencia y de brillante disciplina victoriosa.
Me quito el sombrero ante la audacia y la valentía de Simeone, me acojoné con ellos cuando el Barça a arreones emocionales les plantó en su área, y hasta creí en penaltyes e injusticias de fantasías imberbes.
La realidad es que ha pasado el mejor. Ha sido mejor siempre, y ha vuelto e encandilar a esa afición especial que tienen los de Madrid. Una nueva épica y una nueva hazaña. Jugadores de refresco, y a sonreír confiados. La han hecho de nuevo. Era esperable a pesar de que Mesi estaba, aunque no se le vio jamás. Este Atlético de Madrid ya no es un inocente espejismo sino un bicharraco a temer y a preocuparse.
Lo demás es iterar la bella noticia. El equipo rojiblanco de la capital española ya está ahí muy cerca de su objetivo que es hacerse con la Champions y levantarla para resarcirse del fatídico cabezazo de Sergio Ramos o de la pifia del padre de Reina ante el lejano chut del bávaro Schwarzenbeck. Cada día está más cerca.
¡LA TIENEN AHÍ!
1 comentarios:
Este hombre es el vivo ejemplo de hasta donde se puede llegar creyendo en uno mismo.Su fe,cofianza y empuje mueven montaňas.Menos pasta y mas dignidad.Bravisimo Simeone.
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