jueves, 7 de abril de 2016

- LA ELIMINATORIA ENTRE BARÇA Y ATLÉTICO SERÁ LARGA Y APASIONANTE -



El paladar exquisito del aficionado al fútbol. 2-1 en la ida del Camp Nou, y todo por decidirse en el Calderón rojiblanco.
Acabamos de ver a dos de las mejores escuadras europeas. Fue casi una final anticipada a doble partido y a cuartos de final de la Champions League.
Torres fue héroe y villano. Destrozó con su golazo los complejos de inferioridad, obligó a ponerse serios a los míticos astros del Barça, y luego cogió una rabieta eufórica de infante que le llevó a los vestuarios de la nada y el adiós.
El Barça salió como una apisonadora de orgullo herido tras el descanso, y Suárez reinvidicó su condición del mejor cazagoles mundial.
Y pasado el temporal, y con diez jugadores , el Atlético del fantástico Cholo Simeone logró recomponerse. Con diez jugadores no se encerró atrás, adelantó sus posiciones, presionó a toda mecha, desilusionó firmemente a Neymar y a Messi, y en el último minuto aún tuvo el descaro de sacar una falta buscando un empate imposible.
El Barça, es superior. Tiene muchos mejores jugadores. Pero el Atlético es un equipo de fútbol definitivamente sensacional. Motivado con el dóping emocional y la maestría de un entrenador formidable, el equipo madrileño será capaz de hacer sufrir a quien sea. Porque también juega bien al fútbol. Porque añade calidad a su músculo, porque Godín es el mejor central del planeta,-incluso mejor que Piqué-, y porque el Cholo ha sido capaz de remozar a su Atlético con nuevos jugadores frescos y desconocidos, a añadir a los ya consagrados Juanfran, Gabi o Coke. Admirable y también espectacular. Y un portero, fenomenal.
Del Barça me lo espero todo, tranquilamente. Tiene tanta clase que es capaz de romper cualquier pronóstico agudo. Es un conjunto de individualidades que preside Leonel. Y si al as argentino no le afecta en exceso su nuevo lío económico de "los papeles de Panamá", entonces lo de los rojiblancos solo será un propósito inane.
Pero yo me quedo con el fútbol. Con el fútbol sibarita y perfecto de dos equipos tan buenos que enamoran, incluso sin hacer un gran partido.
Es gozar ver jugar al Barça con ese fútbol de toque y talento, de virguería y precisión, enfrentado a unos gladiadores bellos y oportunos, capaces de aguar fiestas y de no reparar en modos.
El Vicente Calderón. Será en la vuelta una olla de deseos futbolísticos. Habrá elegancia, talentazo, kilómetros, gritos, dureza, sudores, pugna, bríos, estrategias, Cholo, Luís Enrique, la nostalgia del niño Torres, lo que Simeone se sacará de la manga, la rúbrica excelsa del gran campeón barcelonés que aspira a todo, y un potentísimo y de hachís olor a fútbol. ¡¡All football!! ...
Por eso importaba el otro día relativamente poco el resultado. Porque me gusta el fútbol, y puedo apartar por unos segundos la vista de las botas del mago Iniesta o del genio Messi. Y ver, maravillosamente satisfecho, el otro fútbol que no lleva tanta etiqueta y que no parece tan rutilante ni tiene cara de multinacional.
El yin y el yang se verán en Madrid en el partido de vuelta. Y el trasatlántico rojiblanco se las tendrá tiesas con un gigante arrollador y genial, lleno de locos bajitos que hacen que hoy por hoy todavía valga la pena bajarse a un bar y ver lo que pasa en un ring con césped y balón redondo. El fútbol sigue siendo enorme y renovador.
¡ENHORABUENA!

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