Noche de playa y arena, de fuego y de mar, de brujas y demoños, de meigas y trapecistas del azar.
Al aire libre tu piel sin corsés. Debajo del cielo oscuro el dios verano te propone sueños y bocatas, birras escondidas en los capazos cómplices del Mercadona que nunca podrá nadie descubrir.
La magia sobre tí y tu misterio interior. La forma de la sombra sobre la hoguera que distrae la caverna de todo misterio. La vida en la noche abierta y especial, purificadora y mediterránea, nuestra y de todos, soñadora y cartomante, y yóguica y de consumo, y de desafío al cansancio, y cuando están tus ojos negros que me saben a beso de agua y Eva.
Sentarse alrededor de los amigos y reír el atrás. Reflexionar en torno a la carcajada y al placer de la ocurrencia espontánea y campechana. Que no te importa nada, que es quietud, y elección libre, y todo el deseo, y que se cumplirá todo que ya lo verás, y que siempre el optimismo y los números atrapados de la lotería, y lo cotidiano ordenado y en su sitio, y el imperio de los payasos y de los monologuistas, y qué bueno está tu bocata de jamón porque sabe a tí toda femenina.
Músculos de agua y capoeira, afroamor, brincos y paseos por la orilla que marean y distraen toda tu preocupación de un futuro con turbulencias. Despega, verano. Despega y vuela camino de tus vacaciones y del bochorno soportable de los cuentos de amistad. Sé amig@ de quien quieras y puedas, saca al perro y juguetea tu juvelescencia, y ponte el moño y el tanga del bikini, y el hilo dental de la señora audaz, y los ojos de diablillo verde del cuco viejo que trata de volver al pasado en busca de su sexualidad en fuga.
Mulata rotunda de formas y talante, alegría con sabor a Brazil, Copa de América, balón de fútbol, playa de portentos y milagros, curso de afecto y correspondencia, gato cabrón que salta con estrépito entre los tejados ante el asombro de la luna curva y en cuarto creciente.
Uñas largas y plantas que crecen al ritmo del hombre lobo aullador y hasta equívoco. Ruídos necesarios e inquietantes, la noche se mueve y toca la batería y el bongo, y salta sobre la luz imponiendo sus reglas de juego. El diablo y dios se abrazan en tregua para darse nuestro beso de lapa y profundidad. Tiempo de deseos.
Nit de Sant Joan. Noche de San Juan. Antes y después del calor. Ya llega la cálida e irrespirable noche de los mosquitos y de los aires acondicionados. Noche de niños de todas las edades y nostalgias. Gigantes bajitos, enanos mastodónticos, guapos feísimos, oscuridades blancas, desierto lleno de arboleda, contradicción lógica, juego malabar de libertad, esclavos alegres, pausa en el estrés, y toda la heterodoxia de un minicarnaval que lanza desde la hoguera un mensaje de encanto.
Si puedes, sueña. Si debes soñar, no lo dudes. Y si duermes, nunca olvides que hay una noche que te acompañará y que te lleva consigo exactamente hasta donde estoy yo aguardándote.
-PARA BESARTE-
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