Marujita fue alegría, y baile, y cante, y amor, y soltura, y atrevimiento de la mujer en el franquismo, y sobre todo, otro tiempo.
Marujita fue aquella España y su "Banderita que eres roja y gualda", y actriz de decenas de películas de evasión y de energías.
Pero cuando yo escribía acerca del final terrestre de esta guapísima y simpática señora, me fue llegando la idea de la vida que siempre inexorable continúa y prosigue.
Hoy es otro escenario y otro lugar renovado. Yo no soy el de ayer ni seré el de mañana. El tiempo manda sus directrices y marca rápidas e inaplazables modas sobre lo que está bien y sobre lo que no es tan correcto. El río de la vida corre, discurre, camina, vive, se dirige, forma parte, su agua se menea y se dispone, y entonces dicho río es y toma lógica ante la mirada de los demás.
Los obituarios son en efecto muy tristes y hasta pelín socorridos. Es cantar a la ausencia y a la evocación, y a lo que antes y solo antes fue brillo, presencia y color.
Los finados nos muestran ese tesoro que es el presente de la vida y esa gran crueldad que es el morir. Cuando evoco a la folk Marujita me doy cuenta de que ahora está Pablo Alborán, o Diana Navarro, y gente feliz de 2015, y la vida de hoy que todo lo eclipsa y somete como una apisonadora sin freno ni éticas.
Maruja Díaz ya era mayor, y los telediarios le concedieron a su muerte la fuerza del vértigo y de la actualidad. La muerte es puntual y borra las memorias, las sonrisas, y pone en blanco y negro y sin actualizar los éxitos y los destaques.
Puta muerte siempre. Nos morimos y ya está. Parece todo muy rácano. Lo bueno es que la simpática Díaz apuró el vino de la vida hasta el último segundo en amores, desamores, canciones y tiempos. A la primera que no le hubiera gustado que se hablara tanto de la tristeza de su muerte sería a la propia sonrisa y ser de Marujita Díaz que fue vital y siempre alegre y presente.
Y se enrolló con un tal "Dinio" del Caribe, e hizo frivolidades de diva en la tele, y nuestras madres y abuelas sonrieron, y colorín mucho colorado, y el blanco y negro dio paso a la HD, y el apagón analógico parió una tele renovada y con reglas de juego y de precisión óptica diferentes. Dimos a luz una sociedad que se mueve constantemente y que se seguirá moviendo y evolucionando.
Hoy es 2015. Y verano, y lo que tenga que ser, y ya no está Franco, y sale Pablo Iglesias de "Podemos" cantando radiante y seductor en uno de sus mítines, y pronto vendrá el Tour, y sus majestades las vacaciones deseadas y del calor ya imperan.
Dos tiempos en uno en este escrito. El tiempo de ahora que tiene su estilo, y el de la popularísima Marujita Díaz que tuvo el suyo. Y todo eso, sumado a lo que ha de venir, le da continuidad y consistencia a todas las vidas y sucederes eternos.
Las evocaciones a los personajes públicos que se van han de ser relativas y poco emocionales. Descriptivas y hasta terribles. Porque en cuanto te descuidas arranca el tren o el autobús, y parten y te quedas descolocado.
Marujita fue ese volcán vital que se desmarca de las tristezas y de las nostalgias ñoñas, y que se sitúa en el mundo despierto y pícaro de la vida vivida e intensa.
-COMO DEBE SER-
2 comentarios:
Un saludo a los antiguos y recordados de la sala agua del Mundo.
DMILU
Un beso,especialmente a ICS
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