miércoles, 25 de marzo de 2015

- GWI9525 -



Inesperado. Siempre sorprendente. El hombre se iza y desafía las alturas del brazo de la gran tecnología que parece que se nos escapa. ¿Cómo pueden pasar estas cosas?, ¿no estamos en la sociedad del progreso y de la seguridad?...
La vida como fugacidad y anécdota. Es difícil aceptar que la guadaña definitiva es un ser privilegiado y azaroso. Aventurero. Y hace absolutamente lo que le place. Por mar, por casa y por avión. ¡El Damocles fatal! ...
Europa. Los aviones. Lufthansa. El presitigio en entredicho. Los vuelos y la normalidad. Los Alpes y las montañas míticas. Las catástrofes solo pueden pasar en lugares tercermundistas y bananeros. Pero a veces te cae la maceta en medio de la calle mayor, y entonces solo puedes rezar o llorar. Barcelona, Düsseldorf, Digne les Bagnes, los Alpes. La Europa del euro y las responsabilidades. Mort. Rabia.
Un avión cae en picado. ¿En picado? ¿A qué el silencio de la tripulación? Demasiadas preguntas. En breves momentos todo se estropea y jode. No hay remedio. Al suelo y adiós. La levedad del ser y su desnudez estremece a los vanidosos y arrogantes. Nos puede pasar. A todos.
La solidaridad social y humana busca esfuerzos y hace conveniencias y todas las faenas. Los grupos de montaña llegan paulatinamente al lugar del horror desordenado. Ciento cincuenta muertos. Tienen trabajo por delante. Hay que dignificar e identificar, consolar y aclarar, contar, y hacer por corazón y deber todo lo procedente e indicado. Lo mejor del ser humano que ayuda.
Es duelo. Los familiares están rotos y la sociedad no puede hablar de otra cosa. Las televisiones han mandado el foco de sus efectivos al epicentro del gran desastre. Recaban una y otra vez casi con los pies en las montañas toda la información que se necesita para descubrir el porqué del enorme y luctuoso sobresalto terrible y dantesco.
Pobre gente. De todas las edades. Se fueron de bruces a otra dimensión sin tener tiempo para avisar a los suyos siquiera. Falló todo demasiado deprisa para las despedidas. Falló lo esperado. Falló el avión y falló eso que llamamos modernidad y progreso, y en donde siempre gana el avaricioso dinero.
En el aire siempre estás desnudo y en el riesgo. Es el medio más seguro y rápido, pero si te caes ya me dirás en dónde te sujetas. Pero la vida no consiste en quedarse parapetado en la casa de uno, sino arriesgar y que pase lo que tenga que pasar. No hay más.
Se busca todo lo buscable. ¡Esas cajas negras! El dolor y el deseo humano choca contra una máquina más de hacer dinero. El capitalismo neoliberal y oscurantista se balancea en las Bolsas del casino y del capricho especulador.
Llanto desgarrador, carreras, estupor, incredulidad, cachos de hierro, temidos nombres que se retrasan, la mítica y feroz montaña alpina, las alturas de la Tierra que taponan y condicionan los grandes retos aéreos, la legión de ángeles de la psicología que harán una terapéutica y necesaria labor. ¿Por qué morir así? ...
Días de parones y de morbo. Queremos ver a gente desgarrada de dolor contando sus terribles expectativas fatalmente selladas. En el inicio de la primavera salvaje y europea, el dolor convivirá con la liturgia del Poder. Y asistiremos y visualizaremos a seres humanos que sufren con intensidad y que jamás podrán explicarse cómo fue y pudo ser posible lo mortal. El gran asombro con color de llanto.
Vaya pues, desde este escrito, mi solidaridad con los familiares de las víctimas del tremendo siniestro, mi silencio de respeto, y mis abrazos y besos para todos los que sufren los zarpazos de la adversidad. Somos muy poca cosa, y a la vez lo más grande que existe y que la vida propone.
-FUERZA Y PEACE PARA TOD@S-

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