A pesar de todos los maquillajes y machismos, y tras una Historia estadounidense de 44 varones consecutivos gobernando la nación, sin duda que el hecho de que una mujer aspire seriamente al cetro máximo presidencial del país más poderoso e influyente de la Tierra, es un gran éxito para las mujeres.
Hay lo que hay y lo que dejan los márgenes. Y entre ese espacio de intrigas y angosto, algo casi vetado y nada usual parece componerse y generarse en Estados Unidos. La fuerza del capitalismo y de los resultados prácticos y del Market. El individualismo feroz frente a la idea europea más social.
Estados Unidos es más que un país; un síntoma de un estado determinado de las cosas. Es el Imperio moderno que está en las cúpulas y en todas las élites. Es la cumbre más alta y rocosa del Globo.
La mujer en EEUU. Nada fácil lo tiene si quiere más. Allí hay terribles acuerdos relativos más allá del oropel y del markéting. En otras palabras, que allí tampoco se fían de la mujer. No puede ser cualquiera mujer la jefa o la que decida, sino que se exige muchísimo más.
Por ejemplo, que se mueva ya dentro del Poder y que sea pragmático, y que no grite en exceso. Moderadita y nada radical. Americana, seria, y con glamour contenido. Liberal, ma non troppo. Vanguardista, pero sin pasarse. Guapa, pero no una barbie o una actriz. Mujer, pero con todo el esfuerzo y el deseado consenso siempre esforzado y denso entre la grey masculina.
Relevos marcados y casi ordenados. Ahora está un negro: Barack Obama. Que también es un hito en donde todavía hoy a los policías se les escapan las balas sobre los negros y hacen agitaciones raciales de no integración y de rechazo. Para muchos americanos y blancos, Obama nunca va a representarles. Pero, bueno, su política no parece haber sido tan amenazadora para sus intereses. Obama ha sido anodino y no se ha portado excesivamente mal.
¿Una mujer, ahora? Las piernas, el cuerpo, lo mediático, lo visible, lo frívolo, el machismo, lo pasable y lo impasable, su relación con el ex presi Clinton, y un filón de morbo y habladurías. Le puso los cuernos una becaria.
Pero Hillary Clinton ya ha vivido y había vivido mucho antes de lo que sabemos. Llevaba muchos años trabajando para hacerse pétrea y astuta, y para poder decirle que sí a sus evidentes aspiraciones y ambiciones. Parece de vuelta de casi todo, y eso le resta rechazo. Es como una actriz veterana del Hollywood de las influencias y de los tejemanejes del poder, y en el Himalaya planetario de las influencias. Un negro, ¿una mujer finalmente?, ¿después alguien latino? ... Es como si las realidades y conveniencias fueran marcando los tiempos estratégicos y sucesivos.
La Clinton podría ser la Emperatriz. La señora con el cargo de más poder del planeta. Fue antes republicana y pasó sus etapas de seguridad. Luego fue apostando leve y realmente por el Partido Demócrata, que es por el que está y apuesta para el gran trono de la Casa Blanca. Es muy posible que lo logre. Está muy cerca del gran Everest y no desfallece. Para allá va.
Insisto en esa idea del éxito de la mujer y de los pioneros. Más allá de lo que pueda hacer o decir, Hillary está logrando un éxito sin precedentes. Las mujeres tienden a pensar que se abre realmente su tiempo en el país de la bandera de las barras y estrellas. Una mujer puede mandar en el mundo. Y eso es más que Historia. Casi una revolución.
Es un hito que esté Obama que no es blanco. Pero lo de Hillary,-a pesar de su camino astuto y experienciado-, será revolucionario si se confirma. A pesar de los peses, será sin duda una excelente noticia para las mujeres.
-Y PARA LOS HOMBRES-
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