Cataluña proclama en el día de hoy a su nuevo President de la Generalitat. Artur Mas. Los catalanes han votado hace unos pocos días. Y han decidido de nuevo, abrazarse hacia la cuna nacionalista. Han votado holgadamente a favor de Convergencia i Unió. Y han decidido que el "tripartito" no funcionó, y que eso de que cada cual tirara por un lado, no iba a llegar a ningún puerto bueno.
Por eso frenan. Se relajan a meditar, y deciden que el tiempo de hoy no puede ser para alardes personales y aventureros. Desde la matriz Convergencia, parece que el seny o sentido común catalán, toma frutos realistas y más convenientes. Siempre hay que preguntar al más viejo de la tribu, por sabio y experimentado. Los años.
Catalanes. Siempre inquietos y en acción. Los más europeos, nacionalistas de una lengua convencidos, diferenciados y diferenciadores sobre los magmas que parecen rodearles o envolverles.
Sí. Tremendamente laboriosos y realistas. Atletas de la acción, de la palabra clara, y artistas del pragmatismo a un tiempo. Al pan, pan. Y al vino, vino. Durán i Lleida le dijo a Zapatero que había que arremangarse y ponerse muy serios. Coger el toro por los cuernos, cayera quien cayera. Duro y claro. Sin concesiones ni ambages. Ahora más que nunca, la pela es la pela. Y la "pela", quita y otorga muchos sueños.
Fenicios de la accción y de los pies en el suelo. Mala prensa en el resto del Estado. Poco complacientes con el humor estrepitoso, y alegres de corazón interiorizado. Se sienten catalanes hasta la médula. Como muchos hijos de inmigrantes, que huyeron de la pobreza hacia la realidad del bienestar, a base de esfuerzo y más esfuerzo. Força y forja.
Catalanes finos, refinados, gourmets, corbatas de estilo de pajarita, clásicos y rompedores a un tiempo, altivos y poco expresivos, creyentes de los sentimientos, y amantes del arte selectivo y sibarita. De la élite y del orgullo. Orgull català.
Ahora, los catalanes se aprietan más que nunca el cinturón y se miran el bolsillo. España. Para éllos, España puede esperar. Y debe buscar soluciones, y riqueza, y empresas que den dinero y faena, y empleo, y sueños, y vacaciones, y sobre todo, realidad.
Porque para los catalanes, los efectos especiales están bien siempre que vayan acompañados de garbanzos, lentejas o viandas. Si no es así, lo brillante no tiene tanto valor.
Por el bien de Cataluña y de España. Por el bien de todos, esperemos que Artur Mas sepa dirigir con acierto la nave catalana hacia terrenos de riqueza y de esperanza. Que la locomotora dinamizadora de la economía y los dineros, recorra caminos potentes y certeros. Cataluña, Convergencia y España, lo merecen. Todos merecemos una nueva oportunidad para soñar. Para seguir inevitablemente hacia adelante, aunque sea desaliñados y con el sudor resbalando por las frentes.
- ¡VIXCA CATALUNYA! -
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