Hoy he asistido en la tele a una agresión al Papa,como hace poco pude ver otra al Presidente de Italia Silvio Berlusconi.Lo del Papa tiene más gravedad,porque la autoridad proveniente de la fe y de la religión tiene más fortaleza que la que emana del Poder político.Como sensación individual quiero decir.
Tras ver las dos agresiones,-sobre todo la del líder espiritual-,me ha venido una idea que voy a tratar de exponeros.Veréis.
En la sociedad en la que vivimos,la figura del "autóritas",es un valor a desprecio. Hay una intolerancia y profundo rechazo a aquello que suena a autoridad.Además,fijaos que los dos últimos agresores son enfermos mentales.Me parece muy sintomático. Porque el enfermo mental,por patología,se evade y desorienta con respecto a las figuras paternales. Precisamente, los enfermos mentales son los que más acusan esa ausencia,dado que en mil ocasiones su patología se genera y fundamenta por tal ausencia.De ahí que el otro,es su "enemigo".Y no digamos,cuando tiene Poder o influencia sobre su cotidianeidad en el pensar,como pueda ser ahora el Papa romano.
Cuando he visto al Papa caer empujado por la enajenada,o cuando otro ido le soltó un golpe con un crucifijo sobre la nariz y los dientes del primer mandatario político italiano,inevitablemente me viene a la idea las agresiones a los profesores, a los médicos,las de los hijos a sus propios padres, las de los cuerdos aparentemente en la socialidad a los seres más vulnerables como los locos,mendigos,y otras posiciones humanas de precariedad de salud y de recursos personales. O la idea de la exclusión como valor aceptado.
El sentido de la autoridad,se hunde en un estruendoso error de concepto,en el que se confunde la libertad con la "pernada" o el todo vale. De esa idea errónea nace un yo intocable e individualista a mil,que mira al otro con una competencia y con una rivalidad realmente inadmisibles.Porque el resultado de lo inadmisible,es la violencia a discreción y su culto.
Cuando cae un poderoso,nos da el gustillo.Y ya puede ser,el Papa,un dictador caribeño, el Presidente de los EEUU, o el de la Comunidad de Propietarios.Sencillamente,lo de los otros nos importa tanto un carajo,que nos llega a producir hasta risa o hilaridad el verles los apuros.
La agresión,como valor y como espectáculo mediático.La rabia del excluído o desatendido, la incapacidad para obedecer, el no haber sido educados o curados desde niños,el triunfo de un capitalismo trepa y sin escrúpulos,y sobre todo,un determinado tipo de patología social que no conoce el respeto ni las consecuencias de tal falta de respeto.Sin el padre y sin la madre,no estaríamos aquí.
-QUE SE NOS OLVIDA-
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