sábado, 5 de agosto de 2017

- ÁNGEL NIETO, PADRE DE LAS MOTOS, Y UN CACHO DE HISTORIA DE NUESTRO DEPORTE. -



Recuerdo a un tipo de mi barriada que yo no tragaba porque tenía la manía de hacer todo el ruído del mundo con su vieja moto de buena mañana para irse a trabajar. Me costaba entender aquella pionera idea del triunfo por el ruído. Hasta que lo entendí.
El mundo empezaba a ser otro. Había sed de libertad y de cambios, de ingenio, de innovación y de buscar otras formas para ser feliz. Es una de las claves de la aceptación progresiva del ruído y de la sofisticación utilitaria y comercial de las motos hasta hoy.
Ese tramo lo impulsó y lo hizo épico y mediático el mito Ángel Nieto, que nos acaba de dejar ante la consternación general.
Ángel Nieto no arrancó y normalizó solo las motos, sino que les dio velocidad y prestigio de ganador. Querer ser motorista en los setenta y antes, era ser un poco majara, que diría el gran escritor canario Juan Cruz que transcribió una literalidad del genio de Zamora.
Los tiempos estaban por otras sendas, hasta que Ángel Nieto se metió y se movió entre talleres mecánicos, irreductible y convencido. Soñaba con ser motociclista, con hacer ruído rápido y ganador, no le importaba el sacrificio ni la dificultad, era un echado precoz para delante; una especie de montañero del asfalto y de los circuitos.
No era nadie y apenas tenía nada. Su familia, unos trabajadores. Su futuro, una incógnita, pero su pasión loca y maravillosa era montar una moto y ser protagonista de una vida diferente y plena. Fue, es y será especial.
La velocidad del ruído de la Derbi del zamorano y madrileño Nieto, significaba una brillante victoria que le harían inmortal para esa loable actividad de culo inquieto que es ser motero.
Ángel hacía ruído y despertaba a una España aburrida y en blanco y negro. Santana, Ballesteros, y un tipo bajito y decidido apellidado Nieto. Él.
Y España sacó rendimiento de la traca del tubo de escape de la mítica aventura del 12+1 veces campeón mundial, y se volcó con él como se hizo con el morrosko Urtáin y hoy con Márquez, que parece su sucesor.
Ángel Nieto fue una lagartija imparable de vitalidad. Un maravilloso chuleta, exhuberantemente popular, con un extraordinario fondo humano que se fue desvelando cuando finalmente se hizo cuarenteañero y dejó sus motos de leyenda.
La segunda parte de la vida de Nieto, fue tan espectacular como la primera. Porque su carácter audaz, arrollador, campechano y siempre insatisfecho, le llevó por todos los caminos de su gran pasión. La moto ganadora fue el símbolo de su vivir. Nieto fue al final un bon vivant. Un tipo que lo saboreó todo de la vida.
Que,fue locutor de la tele, que viajó, que disfrutó de su familia e hijos, que tenía cariño y amigos por todos los sitios,y que a pesar de su fama de duro y de individualista con esa melena ahora ya cana, fue capaz de ser diplomático y de no traspasar líneas imposibles e innecesarias.
Ángel fue un hombre tremendamente laborioso y se adelantó a un tiempo casposo y cerrado. Siendo épico y de leyenda lo que hizo sobre la moto, todo lo demás de su vida fue igualmente espectacular y exitoso.
Era su filosofía. La filosofía de este genio imparable que asombró internacionalmente al mundo del motor fue simple y al tiempo, compleja. Curraba como un salvaje, y por lo tanto lo ganaba todo.
Y a la vez se caía, los huesos,se hacía mucho daño en una pierna, le cosían en caliente y se subía al micrófono del circuito para advertir al público que no se fuera porque la carrera que le quedaba la iba a correr, la corrió y fue de nuevo campeón mundial ...
Esa hazaña no está al alcance de tipos normales y precisa para su concreción de genios apasionados y heterodoxos. Esa es y ha sido siempre la gran magia de Ángel Nieto. Saber compaginar lo fácil que hacía lo difícil,y a la vez tratar de no darle demasiada importancia o demasiada vanidad. Porque la vida siempre vuelve a hacer ruído y sale directa hacia el futuro. Porque Ángel también supo ser futuro.
-UNA PENA SUS 70 AÑOS-

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