La mujer. El machismo. Inglaterra. La Historia en imágenes. El derecho al voto femenino castrado por el varón prepotente y agresivamente desconfiado.
Es una película real y a toda consecuencia y rigor. Un homenaje final a la mujer y a su lucha. Plúmbea y oscurota, como el clima inglés. Y vivo, y trepidante, y escalofriante, y nuevamente real.
La lucha femenina desde las fábricas y las menoridades a principios del siglo XX. El hombre. El hombre inglés y universal. El hombre de su época acostumbrado a que la mujer no tomase ni mandos ni derechos.
Mujeres casadas, y rotas sus relaciones por esa ideología de los machos dominantes. Y de nuevo la lucha evidente y descarnada. La diferencia de peso entre los dos sexos, y la necesidad de imponerse a unas tremendas e injustas leyes.
Convicción y rebeldía y el cerebro frío para combatir el blindaje de los hombres del poder. Era básica la resistencia y el activismo, el efecto mediático y la presencia y relevancia. Sin estruendos, no se podría lograr nada y la mujer seguiría derrotada y atrás.
Las sufragistas inglesas, se la jugaron.Se jugaron la vida y la estabilidad. La juventud de las mujeres fue su pujanza. Su maravillosa e irreverente osadía les llevó por el cariño anhelante de la justicia.
Excelentes actores y realismo sin concesiones. El que vaya al cine a pasar la tarde haciendo unas risas, que no acuda a la proyección.
La represión masculina es feroz. Están fanáticamete convencidos de que la mujer no debe votar. Ven ahí una maldad y una competencia insoportables.
¿La mujer y la política?, "la mujer a ser obediente, a callar, y a satisfacer a su casa, marido e hijos", "¿qué es eso del sufragismo con faldas?", "la democracia es cosa de músculo de varón, para que encima lleguen las cándidas e insolentes faldas..."
El derby. La carrera de caballos. Han de lograr las sufragistas algo notorio en un acontecimiento masivamente seguido. Y llega la idea desesperada del sacrificio. Aceleración. Una mujer joven se lanza a la pista y un caballo a todo pistola acaba con su vida.
Ahora, sí. Todos los diarios recogen la inesperada e impactante noticia. Cientos de mujeres son detenidas. Pero habrá un antes y un después. La mujer comienza a ser alguien y a existir en política y en ciudadanía. Aunque vote, no pasará nada. Comienza la victoria. Al principio, se permite votar a muy pocas mujeres. Paulatinamente, se abrirá el espectro hacia la justa universalización. Ya no estará mal que la mujer ejerza y tenga el derecho. Se imponen los tiempos y ceden los putos atavismos. Los tabúes se desmoronan y gana la audacia de la normalidad.
1918. Inglaterra. Me pregunto acerca del tremendo gen de ese sexismo de ancestro. La Iglesia, la costumbre, la mujer, la segunda división, la sin derechos, la nunca Diosa, las no militares o las no empresarias. Mil ejemplos más.
Hoy en día también está ese sexismo pero con formas modernas y aparentemente más permisivas y penetradoras. Hay más coladeros. Y todo el camino sigue haciéndose porque está todo por rehacer. El condicionante y el tabú ya permiten la participación pero no la credibilidad. Muy pocas mujeres son grandes empresarias o grandes políticas de Poder. Seguimos sin creer en ellas y las atacamos y las matamos.
El feminismo ha de seguir vivo y vigilante. El adolescente ya pega a la niña, y los casos de malos tratos y de asesinatos siguen sucediendo y teniendo lugar de modo vergonzante para tod@s. He sentido una merecida vergüenza viendo este buen y acertado recuerdo en forma de film. La Historia estará para advertirnos sobre la carne social y la viveza de las cosas auténticas aunque no nos guste admitirlas.
-SEGUIMOS SIENDO UNOS BESTIAS-
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