viernes, 14 de agosto de 2015

- LA ANGUSTIA -



Me costaba darme cuenta. Lo achacaba a las circunstancias y a los otros. Estaba nervioso, raro, falto de alegría, bajo de moral, y yo lo achacaba fácilmente a agentes exteriores.
Que si la situación extrema emocional a la que me someto a través de los más que difíciles cuidados de mi madre muy mayor, que si las cosas abracadabrantes y tristes de mi hermano, que si la ausencia cercana de una familia, que si mis nuevas amistades me estaban decepcionando por su manía de hacer el ocio y el divertimento facilones y por norma, y otros muchos que síes ...
Esta mañana hablaba con mi persona especial mientras cuidaba a la más que traviesa y agobiadora actitud de mi viejita tesoro, y mientras hablaba, me daba cuenta de que más allá de los discursos habían tonos y matices desacostumbrados. Y mi relato era recurrente además de doloroso, repetitivo a la par que explicativo, y menor a pesar de todos los pesares. Y hablaba con mi persona especial como tratando sin querer de meterla en mi desasosiego y malestar.
Me tranquilicé a mí mismo. Ella siguió con sus quehaceres familiares y sus obligaciones cotidianas, y entonces sentí que era un día más y que no pasaba excesivamente nada del exterior. Y que los temporales exteriores podían ser más que capeables si uno se afanaba en tesón y en voluntad en paliarlos.
La angustia mía era engañosa y sobredimensionada. Porque una cosa es que lo que yo sentía y otra lo que pasaba realmente. Y entre un asunto y otro habían mil diferencias y matices de diferencia.
Sí. Me alegré. La mitad de agosto podía ser igualmente el veinte de abril o el quince de febrero. Y entonces sonreí por adentro. Sin que nadie me diera demasiadas prisas, lograba recuperar mi orientación y mis caminos auténticos.
El sacrificio sobre mi madre lo he elegido yo con plena libertad, mi hermano es mi hermano y no soy yo, cada uno es como es, los amig@s están para posicionarse lo más adecuadamente en torno a ell@s y dejarles desde la tolerancia que hagan más o menos lo que deseen hacer porque más allá de sus actividades que hagan hay un afecto y una consideración.
En cuanto a mi persona especial estaba sufriendo por mi causa. Porque naturalmente ella conoce a un tipo alegre y ocurrente que ya se va apañando con su vida y circunstancias.
En cuanto he llegado a casa la he mandado un nuevo whatsapp que solo pone normalidad y vuelta a mí. Ni siquiera la he dicho que no se preocupe porque ella es suficientemente inteligente para saber cuándo estoy preocupado y cuándo dejo de estarlo. Me conoce bien y me quiere más. Recíproco.
De modo que me he ido a comprar, haré mis ejercicios de rehabilitación de mis rodillas, caminaré un rato, me daré un beso a mí mismo en mi normalidad, contendré mi desazón, y mañana no dudaré y me iré de cena con la gente que conozco.
Acabará la canícula romana pero seguiré siendo yo. Nada se habrá modificado. No habrá sido la ansiedad el apocalipsis de san Juan, ni la revolucion industrial, ni el despertar atemorizador del volcán Chimborazo ...
Porque mi respirar es de nuevo sereno, apto, tranquilo, y mi mirada es relativizadora, pacífica y aceptadora de las adversidades. Y esas adversidades son pequeños obstáculos y retos en medio de mi camino franco, ancho, decidido, feliz e imparable.
-COMO YO MISMO-

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