lunes, 14 de diciembre de 2015

- ESTACIÓN NAVIDAD -



Te gustará o detestará este período. O, te dará un poco igual. Pero ya estamos en un tiempo distinto y tradicional. Es una suerte de miniestación en el calendario, con la excusa del motivo religioso.
La Navidad, son muchas cosas juntas. Son muchos días unidos por una actitud y un aroma que sabe a consumo y a deseo y necesidad de compartir. Se puede pasar de la Navidad, pero es realmente complicado hacerlo ...
En realidad lo que hay en estos días es un deseo de cambio. De que lo cotidiano que nos aburre y ahoga, se vea modificado por cosas novedosas, golosas, atractivas, diferentes, y de sabor a vacación camuflada con actitudes presuntamente solidarias.
La Navidad es la estación del banquete, de la despedida del año, de la aparente compasión por los más pobres, del buenismo bobote, y de la necesidad brutal de que brote la fiesta social y el descorche de la botella o del beso siempre deseado.
Todo son bombillitas y tiendas. Paseos en busca de regalos propios y ajenos; la idea de un tiempo impuesto e irremediable. La Navidad es el Corte Inglés y el tanga rojo, el partido de fútbol benéfico, y la maravillosa Casa de la Caridad, y el Cava Freixenet y la caja de bombones, el detalle cursi, y el olor a parfum française.
La Navidad es el deseo de la isla perdida de las Maldivas, o el malestar tenso de la comida de empresa, o la reconciliación imposible en las familias que van mal, o la añoranza triste por los seres que ya no están con nosotros, o el sexy de la fantasía, o el juego del niño en busca de sus últimas novedades en materia de nuevas tecnologías, o la adquisición por parte del adinerado de un nuevo Ferrari.
La Navidad es el cántico de los niños de la lotería, y el a ver si me pasa algo que me levante la economía, y la sensación de que hay que tener la obligación de estar con la familia, y las doce campanadas, y lo que queda de los villancicos, y el paso del Papa Bergoglio desde Roma con las referencias éticas y religiosas, y toda la tremenda pausa que propone una suerte de cambio extraño.
El tiempo navideño es el impulso consumista y la necesidad creada. Es un período que puede ser chirriante y a la vez placentero. Donde las emociones se desatan y quedan más a merced del clima frío y lluvioso del primer invierno que va a llegar.
La Navidad es un reto de esperanza. Son ganas de que nos vengan los magos a adorar, y de desear que se cumplan nuestros sueños y anhelos; una disneylandia y una caldera de pasiones con sabor tierno,desnudo y humanote.
Y en realidad hay mucho terreno hueco, aunque este año en mi país y en el corazón de las navidades esté introducido el importantísimo futuro político, democrático y electoral.
Los sentimientos sensibles  llenan un tiempo distinto en donde todo es más formal y menos picudo. Pero no se enteran ni las aves ni las montañas. Todo es un gran invento infantil nuestro. Somos permeables y hasta proclives al clima navideño, porque fuimos en el atrás niños y pertenecientes a otras atmósferas y ternuras.
Todo es una colectiva idealización de lo que se lleva ahora, de lo correcto y de lo que ha de ser. Es un tiempo conservador y de derechas, ordenado y programado, contradictorio, y más frío que caliente. La Navidad es el estado de ánimo y el termómetro del alma, y el momento del exceso, y una Nochevieja permanente e imaginada que va cesando cuando en todas las firmas ya pone 2016. Es ese entretanto.
-INEVITABLE-

3 comentarios:

Vuelta a la infancia olvidada apenas.Crecimos,demasiado de prisa.
Por el camino un reguero de amigos y familiares.Continua el camino sinuoso.Luces,guirnaldas,estrellas.Un alto de ilusion y desilusiones juntas.Aquellos que no han llegado,aquellos que formaron parte de nuestras vidas.Regalos que fueron junto a otros que jamas llegaron o llegaran.Olor a churros y castañas.Navidad.

Puñetazo a la democracia...,puñetazo a la demagogia,puñetazo a la politica,puñetazo a la golferia,puñetazo a España,puñetazo a lis antiespañoles,puñetazo a la corrupcion,puñetazo a la justicia,puñetazo a la injusticia...
Demasiados puñetazos en un solo puñetazo.

Puñetazo de un mocoso descerebrado que no va a influir en ninguna consecuencia electoral. Ya somos mayores para eso.

Publicar un comentario