lunes, 21 de mayo de 2018

- CINE= "TRES ANUNCIOS EN LAS AFUERAS". -




Golpes y dureza. Se coge el escenario de la América profunda y paleta, y desde ahí se estira hacia adelante. El director británico Martin McDonagh, acierta plenamente en su excelente película.
Lo primario como creatividad destacada. Todo a lo bestia, pero que acaba rezumando ironía y ternura. En realidad se huye de los canallas. Los desalmados son ellos y sus circunstancias.
La ley del golpe duro ofrece espacios de acción y calidad. Adiós al maniqueísmo y adelante la acción de la realidad.
Resulta que la extrema violencia es a menudo frágil y lógica. El límite no es marciano sino explicable en esa pulsión.
Una mujer con un valor de plomo, unos policías escépticos y de supervivencia, el Oeste clásico, lo localista, y el racismo y la hipocresía. Todo junto.
El fin no justifica los medios que se llaman ley. Pero el personaje que encarna la excelente actriz Frances McDormand es inteligente, y su discurso es irreductiblemente malhablado pero justicieramente positivo.
Tres anuncios. Tres. Lo mediático. Si te falla la cosa, haz ruído por si acaso. Y desde el ruído y los golpes, hay un río de vida que se llama película más que interesante.
Porque en el fondo, todo son dudas. Tras las aparentes definiciones y acciones claras, se esconde un universo de vértigos y fallas. Agujeros de infelicidad y deseos profundos de escapar para vivir. Que son dos días ...
Es todo muy humano con apariencia de primaria bestialidad. Hay unos diálogos crudos y excelentes, inteligentes como piedras sinceras. Y la interacción no conoce concesiones porque es sentida y auténtica.
Hay valentía y resolución. Y tiros, y venganzas, y tipos siniestros, y más dudas, y acción, y dinámico paisaje, y coches que se conducen con decisión, y negros maltratados que se defienden con la mejor astucia.
El color rojo de los tres anuncios de las afueras en donde se denuncia la ineficacia policial, es a la vez vida y sangre. Pasión y dolor. Amor y valentía. Utopía y ovarios. Sorpresa y rechazo a un tiempo.
Aquí hay libertad. En los escenarios más pueblerinos y en las esferas menos oxigenadas por la costumbre y la circunstancia, hay gente que respira acción y resolución. Resolver sus vidas y sus situaciones a golpe de emociones sinceras.
Mucha violencia en esta película. Pero no es gratuita sino significativa y cerca de ser divulgativa. Excelente actores y una gran idea casi experimental del director.
La muerte y la vida son una misma cosa cogida por los pelos, pero lo mismo. El mismo cordón. Y en medio de las pedradas también puedes reírte inteligentemente y hasta a carcajadas. Parece paradoja pero es ingenio.
Lo brutal y hasta tétrico cobra hilaridad, y la actualidad y los actos concretos triunfan sobre los hechos cotidianos.
La madre llora en las afueras reclamando justicia hacia su hija cuyo caso está sin resolverse. Y aparece una ternura de fantasía y deseo. Un tipo dominado por su madre y al que echan de policía, pero que se va superando sin perder el límite y el contexto. Cree dar con el paradero del asesino, pero no es. Hay llantos pero no rendiciones.
Al final de la película, el director quiere que todo se mueva y continúe con el peligro habitual pero con nuevos retos y direcciones. La madre y el ex policía siguen buscando ahora en otro lugar al asesino hipotético. No se sabe si lo van a lograr. Pero lo que sí se sabe es que ahí está el coche y la carretera, y la busca, y el no quedarse parados a ver. La vida se diferencia de la muerte en que es dinámica y en que está llena de carreteras y de sucederes.
-MÁS QUE RECOMENDABLE FILM-

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