Kiev. Calor y pasión. El Liverpool y los sucesores de Keegan o Dalglish. Y sobre todo, la marca histórica llamada Real Madrid.
Partido menor con fútbol de orgullo de los reds. Hasta que se lesionó el ídolo egipcio Salah, y la cosa empezó a cambiar. No sé qué hace Isco jugando en el Real Madrid de falso extremo izquierdo con la tremenda capacidad de creación que tiene. Y encima, substituído ...
Surrealismo. El portero del Liverpool. Se llama Karius, es alemán, y en su final de la Champions hizo el ridículo en dos acciones cómicas. En una de ellas le puso el balón en los pies de Benzema que hizo el 1-0. Y remató su charlotada al tragarse como un juvenil un chut de Bale, que hacía el 3-1 definitivo.
Tras la lesión de Salah, el Liverpool siguió fiel a su estilo. Pero la pegada y la calidad individual del acorazado de Florentino Pérez decidió de nuevo las cosas. Marcelo centró con la derecha, y el suplente Gareth enganchó una volea absolutamente imparable. El resto, solo fue admirable dignidad futbolística british.
Trece Copas de Europa. Se dice pronto. Todo un récord inabordable. Parece sencillo. Pero de sencillo no tiene nada. El Real de la Liga decepcionante, se transforma en una máquina de matar gigantes en la Champions. Cosas del azar del fútbol.
También es surrealista esta alegría. Porque sí. Como no puede ser de otro modo, los seguidores blancos festejan exultantes la nueva proeza que empieza a ser esperada leyenda. Y se hacen burlas del pobre guardamenta alemán Karius, que pareció distraído y absurdo en los goles referidos. Impropio de un profesional del equipo de Anfield. Poco futuro tiene.
Pero esta gran final de la Copa de Europa de Kiev, la número trece para las vitrinas del Real, se va a recordar por algo realmente decepcionante y que tiene que ver con el ayer desaparecido en combate Cristiano Ronaldo.
Al acabar el choque, Cristiano estaba sorprendentemente enfadado. Como suena. ¡Enfadado! Y ante la prensa, la acabó de liar.
En pleno césped y con un egoísmo de patología, dejó caer que se va y que en los próximos días dará una rueda de prensa. Al parecer quiere largarse ...
¡Inaudito! Nadie va a dudar de que Cristiano es y ha sido uno de los mejores delanteros de la Historia del fútbol. Es una obviedad. Pero ayer volvió a demostrar que como persona no merece la pena. Ni llevar la camiseta del Real ni de ningún club de nivel. Es un crío egoísta y absurdo, alguien que no logra crecer, y al que no le importa hacer el aguafiestas haciendo el bocazas dolido.
Ahora hay fiesta futbolística en Madrid. En la Cibeles, en las calles, en el autobús paseando camino del Bernabéu. Pero además hay un estúpido a bordo que a ver qué cara pone ante sus aficionados.
Más surrealismo. Desde luego que la final de la Champions de 2018 será de todo menos olvidable. Y marcará un antes y un después. El Real Madrid está muy por encima de las sandeces de ese vanidoso absurdo que se llama Cristiano. El Real es una fuerza de muchísima gente. Él, es una pieza más. Importante sin duda, pero nunca un club ni un proyecto. Él ha faltado el respeto a sus compañeros, a su presidente y a toda la afición que es nacional e internacional. Debe ser echado de ahí. Y que nadie se preocupe porque su ausencia no se acusará. La fuerza del Real es retroalimentarse continuamente desde la unidad y la pasión de futuro y de triunfo.
¡Ni caso al divo! Ahora toca centrarse en el nuevo éxito y en los nuevos proyectos. Que la alegría circule por mayo camino de junio. Culmina y con éxito para el Real Madrid la gran fiesta de los campeones. Pronto habrá más. El Mundial de Rusia y contra Portugal. ¿Alguien da más morbo? ...
¡HALA, MADRID!
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