lunes, 12 de octubre de 2015

- RENACER A LOS CINCUENTA -



Casi de repente, no es posible. Se hace poco a poco y ante el estupor de los demás. Me ocurre. Aparecen unas situaciones nuevas y hay que tener la habilidad social de saber sortear. Nuevo. Todo es nuevo y alegre. Siempre, alegre.
Me pasa a mí. Aunque no lo parezca, estoy empezando realmente a vivir. Y observo unas dificultades que han de estar en el guión si se fue la lógica del atrás. Autogestionarse casi de repente, paulatina y firmemente, es todo menos sencillo. Y a la vez, más que necesario.
Renacer a mi edad parece una osadía y un logro a aplaudir. Cambiar gran parte de mis esquemas, porque precisamente crezco y renazco. Salgo a la superficie, y releo y hasta retomo el tiempo actual. El atrás parece el gran hándicap. ¿Cómo explicar el atrás?, ¿cómo hacerte creíble y aceptado sin peros? ... Me temo que eso es más que imposible. La única llave es la autoconvicción. El yo buscado y auténtico. Lo que los demás hagan o piensen, debe ser paulatinamente visto como algo menor y hasta indiferente.
A mi edad es muy difícil conectar. Lo asumo. Lo veo en las charlas y en las sorpresas con las otras gentes de mi edad. Ell@s están de vuelta y yo tomando mis primeros autobuses de la ida. Es realmente complejo y hasta hilarante. Casi todo es desencuentro. Absolutamente, con todo. Las preguntas que no te van a hacer, son realmente el gran obstáculo. ¿Quién será el tío éste? ...
La sonrisa convencida es la mejor de las tácticas. Seguramente no sabrán ni entenderán apenas nada de mi vida de atrás, pero he de saber asumir absolutamente esa incomprensión.
Caminar siempre hacia adelante. Reivindicarse y hasta ser un poco más egoísta. No tener pudor ni complejos. Solo quiero que mi adultez progresiva provoque buen rollo entre quienes me rodean. Y no renunciar a mis hobbies y aficiones. Disfrutar de cada momento, de cada trino de los pájaros, asumir las renuncias y lo que ya no podrá ser, ser tenaz y combativo desde mis más profundas convicciones, y saber parar cuando algún insolente miope me malcomprenda.
Sonreír siempre. Y, de verdad. No suele fallar. Me encanta lanzar y lanzarme una mirada de sonrisa y hasta de autoestima. Sé que mis conocidos actuales acabarán siendo verdaderos amigos. Estoy más que absolutamente convencido. Mi peor enemigo es la ansiedad. Si me tomo las cosas con más calma, lograré recoger mis frutos deseados.
¿El amor? ¡Oh, magia! ¿Encontrar a una señora para querer y ser querido? ¡Oh! No hay nunca nada que planificar. El amor nunca se planificará. Porque es una energía que está por encima de mi y de ella. El amor sorprenderá si ha de sorprender, y entonces ella me hará tan extremadamente feliz como yo a ella.
Tengo cincuenta y cinco años. Y, muchas cosas que aportar. Me considero un hombre joven y divertido. Ocurrente y de buen fondo. Calvo, con gafas, simpaticote y hasta apasionado. Siempre crecedor y progresivo, camino de mí mismo.
Nada de utopías. Todo es posible en mi vida. Me quedan algunas décadas en este peregrinar mío y heterodoxo por el sendero vital. Al final de mi tsunami personal, tuve suerte. Creo que el azar siempre influye. Y que ahora mi camino hacia el jubileo se definirá con éxito y con el bienestar que antes no estuvo.
Creo en mi sonrisa, y en mi paso, y en mi mirada, y en mi singularidad, y en mi heterodoxia, y en mi risa y en mi llanto. Me importa un pito mi edad.
-ESPERO QUE OS HAYA GUSTADO MI DESNUDO-

0 comentarios:

Publicar un comentario