Sí. Yo quiero el presente. Como este domingo 5 de Junio de 2022 en la Final de Roland Garros y en la mítica Chatrier. Solo quiero agradecer a Rafa Nadal su tiempo increíble y las maravillosas burradas que ha hecho. Que, me ha hecho. Porque me ha hecho feliz con sus éxitos, sus retos o sus osadías. ¿El mañana? Eso es un futurible, el cual hoy evito hasta con vanidosa elegancia.
Permitidme que me recree con esa paliza que le dio al singular "Nole", y a su capacidad mítica para no darse nunca para no rendirse jamás. Toda una lección de valores.
Rafael Nadal Parera. Un portento físico y mental. una capacidad de sufrimiento que seguramente no haya otra igual en este perro y fantástico mundo del tenis. El tenis es durísimo, cruel, decidido, individual, donde tienes delante a otro tipo con otra raqueta, y dispuesto a machacarte con sus dos metros y sacando a más de 200 kilómetros por hora. De modo que el éxito tenístico es vocacional. Casi paranoico el deseo de estar arriba. Brutal y elegante deporte a un tiempo.
Es igual. Ahora soy feliz. Temí lo peor, porque Nadal arrastra serios problemas físicos desde hace años. Porque los años no pasan en balde. Entonces, ¿qué demonios le pasa al mítico chacal serbio "Nole"?, ¿solo es que su superficie no es la tierra batida?, ¿o lo único que pasó fue que un portento llamado Rafa le pasó por encima?
¿Zverev? El alemán es guapo, altísimo, elegante; buenísimo. ¿El esguince brutal que sufrió fue solo mala suerte?, ¿o la presión que le zumbó el de Manacor le hizo no calcular las consecuencias del fatal sprint final? ...
Con el pupilo de su tío Toni, Félix Auger-Aliassime, ¿nos ganó a todos sus fans el bueno de Súper Nadal porque fue capaz de remontar lo muy difícil? ¡No! Rafa no remonta lo imposible. Rafa se concentra casi como en zen. Y va variando su juego en los primeros sets si se ve con problemas. Nadal está mudo en su juego en los primeros sets. Huye de los líos y de las protestas. Y confía en sí mismo.
Confía en sí mismo a lo bestia. En la final del Garros ha sumado su 14 trofeo, y ha ganado todas las finales que ha disputado. Esa pista suprema debería tener su nombre en vez de el de Chatrier. Lo merece con creces.
Parece que es su jacuzzi, su amuleto, que el sudor es fértil, y que allí la fiera manacorí se siente protegido por las deidades de su Olimpo evidente y genial.
En la final no existió Ruud. Como si fuera un entrenamiento, o como si el danés no fuera el número 8 del ránking. Rafa se entrenó en la final. Se relamió sin hacer ningún gesto extremo o excesivo. Es como si una luz le indicara el camino que merece.
Rafael Nadal asió la bola, se tomó su tiempo para sacar, golpeó con regularidad y precisión, y machacó con su derecha. ¿Cansancio Nadal? No parece existir la palabra agotamiento para el mejor deportista español de todos los tiempos.
Roland Garros es Rafa Nadal. El genial John McEnroe lo sabe bien y le adora. Nunca vio a alguien como al balear. El díscolo y ahora divertido ex tenista estadounidense se deshace siempre en elogios hacia Súper Rafa. Porque es difícil hacer lo que hace el manacorí con sus tics y toallas, con sus voleas increíbles, y con su bestial seguridad en los momentos mentales acojonantes.
¡RAFA EMOCIONA COMO NADIE!
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