domingo, 16 de enero de 2022

- NOVAK DJOKOVIC SE DERROTÓ A SÍ MISMO. -



Al número 1 del tenis, se le han escapado situaciones que ya creía dominadas. "¿Sabe usted con quién está hablando?" ... Y no era así. A Novak le han fallado sus creencias y sus asesores.

Porque el mundo y la sociedad han cambiado. Seguramente, hace unos años ni siquiera hubiese trascendido que el serbio no se ha vacunado, y que ha hecho trapacerías irresponsables.

No. No solo es la ejemplaridad hecha jirones del líder del tenis. Es mucho más. Se trata de la exigencia social, la cual presiona más que antes.

El gran fallo de Djokovic ha sido no medir la reacción general social. No basta ser un as deportivo incuestionable y rey de su deporte. Eso, ya no le defiende. Eso, le defendió a su ser y a su conciencia. Pero lo que hace líderes o no líderes, intocables o ajados, es la temperatura social.

Es, parecido, a los de nuestro Emérito Rey español. Que los privilegios le son favorables, pero la credibilidad anda en el declive definitivo. Ya no se le puede creer ...

Esa es la realidad de los años 2020 y aledaños. Que, se exige una nueva fortificada y consistente credibilidad. Y lo que se le pide es que no trate de tomarnos por tontos, y que para ser ídolo del mundo, uno necesita muchas más cosas que ganar todos los torneos tenísticos.

No es que la gente sea más democrática, rigurosa o ejemplar. Lo que sucede, es que es más individualista y no cree tanto en lo idolatrado, sino en que cada uno debe pagar por lo que hace o deja de hacer.

El "privilegismo", va de capa caída. Es absolutamente imprescindible para zanjar los problemas, que la gente entienda inmediatamente y con luz y taquígrafos lo que ha hecho el rey tenístico.

Novak debió preguntar más. Agassi confesó que en un Wimbledon había aprendido a inclinar su cabeza de aceptada modestia, apartando un tanto su ego y hasta su antiguo aura.

Djokovic debió vacunarse. Y si quería, no debió ir a Australia. Pero el serbio ha sido demasiado ambicioso y lo ha querido todo. Y ha estado mimado por un padre que le comparó con Jesucristo y todas esas majaderías que son aprovechadas por los agotados "negacionistas" para soltar su cansancio y frustración.

Un atleta de élite no es inmune porque su físico sea excepcional. Esa inmunidad,-en última instancia-, la va decidiendo la gente. La autoridad se la gana uno con sus movimientos. No es nada bueno que Novak huela a chulo además de a crack del tenis.

El circo o novelón de Djokovic , ya cansa. Se convirtió en culebrón. Y la gente solo utiliza a los culebrones cuando saben que son "reality". Y cuando la cosa va en serio, la situación no se vuelve oscurantista sino todo lo contrario. Desaparece la niebla del calamar. Y cuanto más ruido y más exaltación, peor para el deportista.

Para que a "Nole" no le hubiese pasado nada, le hubiera convenido excelentemente bien unos buenos kilogramos de consenso. La división o la duda, le han hundido. Incluso si Australia le hubiese permitido jugar, las emociones en los partidos hubiesen sido imparables. Quizás alguien se hubiese lanzado a la pista para reinvidicar ruidos desfavorables, u otros le hubiesen apoyado con fanatismo. Y esa pugna y tensión es el match ball más difícil de salvar.

Novak ya no puede saltar a la pista con la idea de que todos le van a respetar. Demasiada faena para el juez de silla. Lo mejor que debe hacer Djokovic es dejar el tenis de competición por un tiempo y ponerse a reflexionar.

-Y SACAR CONCLUSIONES MÁS BRILLANTES-
 

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